¿Batzarre elemento cultural?
José Mari Esparza Zabalegi.- Editor
En suma, la defensa histórica que los carlistas, los liberales fueristas, los masones, los republicanos federales, los socialistas y los comunistas navarros han hecho siempre de la unidad de Euskal Herria, sin menoscabo de las particularidades forales de cada territorio, ¿no merecen ser tomadas en cuenta como antecedentes políticos, amén de culturales, de la unidad vasca?
Batzarre, grupo que se dice de izquierdas, tan dedicado ahora a la memoria histórica, debería al menos tener en cuenta el acuerdo del Frente Popular Navarro de junio de 1936, exigiendo del Gobierno la incorporación de Navarra al Estatuto Vasco y no dejar a Navarra en manos de
El mismo Batzarre debería mirar en sus propios archivos sus digos pasados y sus diegos actuales. Los abuelos de Batzarre se llamaron ETA Berri, de donde salió luego el Movimiento Comunista y luego el EMK, que se separó de la organización estatal por coherencia con la autodeterminación y hasta alentaron un grupo armado, Iraultza, del que ahora nadie quiere acordarse. En el entorno, docenas de organizaciones (Euskadiko Gaztedi Gorria, ESK-CUIS, Zutik, etc.) todas defendiendo Navarra como parte política inseparable de Euskal Herria. Y por no ir tan lejos, el único cargo parlamentario que ha tenido Batzarre ¿no lo consiguió como Euskal Herritarrok? ¿A qué vienen ahora estas milongas culturalistas? ¿Quién está utilizando a Navarra como moneda de cambio? ¿Y qué precio político se paga por semejantes volteretas históricas?
Este cuento de Euskal Herria como elemento cultural y no político no lo ha inventado Batzarre. Lo inventó Víctor Pradera, prócer del fascismo español y padre espiritual de los Del Burgo. Y lo desarrolló Garcilaso desde el Diario de Navarra. En su nueva deriva política (¿o cultural?) Batzarre debería tener más cuidado al elegir los ideólogos.