20-02-2009
20º aniversario de la insumisión
Grupo Antimilitarista de Carabanchel
Diagonal
En los 12 años que duró la campaña de rechazo a la mili, 50.000 jóvenes se declararon insumisos y
1.670 acabaron en la cárcel. El movimiento antimilitarista celebra ahora una oleada que recorrió
todo el Estado.
El 20 de febrero de 1989, 57 jóvenes pusieron en marcha la campaña de insumisión promovida por
el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC), declarándose insumisos ante los gobiernos
militares del Estado español. Se negaban a hacer la mili y la Prestación Social Sustitutoria (PSS) de
18 meses como alternativa al servicio militar obligatorio. 11 fueron detenidos e ingresados en
diferentes prisiones militares.
Se trataba del inicio de lo que iba a ser la más exitosa campaña de desobediencia civil en el Estado
español y en Europa. A lo largo de los 12 años que duró la lucha, 50.000 jóvenes se declararon
insumisos y 1.670 acabaron en la cárcel por defender su derecho a no hacer la mili ni la PSS. La
fortaleza de esta estrategia de desobediencia civil se basó en el desarrollo de un potente colchón
social: por cada insumiso, cuatro personas de diversa condición social y laboral se auto inculpaban
de cometer el mismo delito. Cada desobediente generaba la movilización de un grupo de apoyo y
su entorno, mientras movimientos sociales, sindicatos y ONG se unían al boicot a la PSS. La red
solidaria se extendió como una mancha de aceite: el virus de la insumisión infectó a todo el tejido
social.
La insumisión es heredera de la objeción de conciencia de los años 80 y del trabajo de grupos de
mujeres antimilitaristas. Aquellos objetores fueron amnistiados y quedaron libres de sus
obligaciones militares. Sin embargo, varios de ellos creían que la mayor duración de la PSS
penalizaba a los objetores y que se trataba de un trabajo esclavo que eliminaba puestos de trabajo.
Para ellos, el objetivo debía ser la desaparición total del servicio militar. Con la renuncia a la
amnistía, volvían a ser llamados a filas. Cuando esto ocurrió, se declararon insumisos.
El primer juicio militar contra insumisos se celebró el 16 de noviembre de 1989 y en ese año se
produjeron las primeras condenas de cárcel que los insumisos cumplieron en cárceles militares. En
1991, los casos de insumisión al servicio militar pasaron a la jurisdicción civil. Si el Código Penal
Militar fijaba la pena mínima para los insumisos a la mili en un año de prisión, el Código Civil
establecía unas penas más altas para ambos tipos de insumisión: de dos años, cuatro meses y un
día hasta seis años. En 1995 se aprueba un nuevo Código Penal que mantiene las condenas de
cárcel.
Al año siguiente, el nuevo Gobierno de Aznar anuncia la profesionalización de las Fuerzas Armadas.
El último reemplazo de la mili dejará los cuarteles en diciembre de 2001. Poco después, el Ejecutivo
se ve forzado a reformar el Código Penal y el Código Penal Militar para eliminar los delitos
relacionados con la insumisión: se produce una amnistía para cerca de 4.000 insumisos procesados
y unos 20 insumisos en los cuarteles.
Tras aquellos años dorados, el movimiento antimilitarista sigue trabajando en la desmilitarización
de la sociedad en frentes como las movilizaciones contra las guerras, la desobediencia al gasto
militar, el desmantelamiento de las instalaciones militares y su reconversión a uso civil o las nuevas
luchas contra la OTAN. Y lo hace en un contexto en el que la existencia de un Ejército profesional
intenta ser vendido y legitimado como una opción laboral más, como una ONG vestida de caqui,
indica el movimiento. Parafraseando algo que los antimilitaristas decían no hace tanto tiempo: «Si
acabar con la mili fue divertido, abolir los ejércitos será un fiestón».
Diferentes estrategias
Aunque la opción más extendida fue la iniciada por el MOC, consistente en presentarse a los juicios
e ingresar en prisión, asumiendo una línea noviolenta, hubo otras estrategias. Colectivos libertarios
y autónomos como Los invisibles promovieron la «insumisión total», en la que los reclutas eran
juzgados en rebeldía. Los Mili KK y el grupo Kakitzak, uno de los más representativos de Euskal
Herria, como los anteriores, evitaron inscribirse en la noviolencia, aunque todas sus acciones lo
eran. En los últimos años, el MOC lanzó la campaña Insumisión en los Cuarteles.
www.rebelion.org 20/02/09