La iniciativa Glencree culmina cinco años de reuniones secretas con un manifiesto. Apuestan por un reconocimiento «equitativo» e instan a los autores de los atentados a asumir la «responsabilidad»
Glencree. El nombre de esta ciudad irlandesa sede de un centro de paz es clave para 25 víctimas de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español (BVE) y los abusos policiales. En ella comenzaron hace cinco años unos encuentros discretos entre personas de mundos opuestos para intercambiar sus dolorosas experiencias. Las lógicas dudas, miedos y recelos iniciales se han ido disipando con el tiempo hasta que ayer, en San Sebastián, estas víctimas de diferentes terrorismos pusieron, cinco años después, punto y final a la experiencia con un manifiesto conjunto y un sonoro aplauso. El texto se resume en la demanda de «reparación, memoria, justicia y reconocimiento para todas de forma equitativa», en la petición a la sociedad vasca de una «revisión autocrítica del pasado» y en la exigencia a los autores de la violencia de «reconocer el daño causado y asumir la responsabilidad».
En esta novedosa e inédita ‘iniciativa Glencree’, auspiciada por la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, han tomado parte víctimas de todo signo: desde familiares de asesinados por ETA como Amaya Guridi (viuda del director financiero de DV Santiago Oleaga), Mari Carmen Hernández (viuda del edil del PP de Durango Jesús María Pedrosa), Jorge Mota (hermano del funcionario de prisiones Ángel Mota) o Jaime Arrese (hijo del dirigente de UCD en Gipuzkoa Jaime Arrese); hasta víctimas del GAL y el Batallón Vasco Español o abusos policiales, como Edurne Brouard (hija del exdirigente de HB Santiago Brouard), Arantxa y Axun Lasa (hermanas de Josean Lasa, presunto miembro de ETA torturado y asesinado) o Lourdes Zabalza (hermana de Mikel Zabalza, que apareció ahogado en un río tras ser detenido por la Guardia Civil).
Discreción
La iniciativa Glencree, desarrollada en los últimos cuatro años y medio, ha reunido a víctimas que quieren hacer ahora «una contribución positiva a favor de la convivencia pacífica y constructiva» en el nuevo escenario sin violencia. El trabajo de la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco ha tenido en la discreción una «condición básica». La elección de Glencree como sede para comenzar los contactos se determinó por la necesidad de alejarse del «clima de violencia y polarización política y social» de Euskadi.
Durante estos años el grupo ha ido creciendo hasta sumar casi a una treintena de víctimas que a lo largo del proceso han roto «barreras y tabúes» para acercarse unos a otros «con respeto, superando el temor y los estereotipos, la frustración y la experiencia propia del dolor». A medida que han avanzado los encuentros, también se han ido acercando físicamente a Euskadi.
El encuentro de Glencree fue diseñado y coordinado por un equipo «dinamizador», integrado por Carlos Martín Beristain, Galo Bilbao y Julián Ibáñez de Opacua, que han tratado de «proteger» el espacio de esta experiencia compartida y por eso han alejado de luces y taquígrafos a sus protagonistas.
Los partidos políticos, por ejemplo, no han sabido de ella hasta que no se ha decidido hacerla pública, con una declaración que tiene «un afán pedagógico, dirigido especialmente a los más jóvenes», y que aspira a «influir en un entorno social que ha padecido la violencia con intención política mediante un compromiso para que no vuelva a ocurrir jamás».
Carmen Hernández, viuda del concejal del PP Pedrosa, asesinado por ETA en 2002, y Axun Lasa, hermana de Josean Lasa, presunto miembro de ETA por cuyo secuestro y asesinato fue condenado entre otros el exgeneral de la Guardia Civil Rodríguez Galindo, pusieron ayer la voz al texto con el que la iniciativa Glencree se ha dado a conocer públicamente. «Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y buscando el encuentro, más allá de divergencias ideológicas legítimas, que ni disfrazamos artificialmente ni acallamos», destacaron.
«No nos identificamos con definiciones y conceptos que se utilizan habitualmente para describirnos, ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad, que es plural y diversa», señalan en este manifiesto, leído en euskera y castellano. «Sanar las heridas obliga a un proceso que no está exento de tensiones o conflictos», agregan
Esta iniciativa sale a la luz en un momento en el que el papel de las víctimas, tras el nuevo escenario vasco sin violencia, está en primera línea del debate. Así, el Gobierno central esta impulsando, por su parte, encuentros entre víctimas de ETA y presos, tomando el relevo al Ejecutivo vasco, que era quién antes dirigía estas citas.

MANIFIESTO
1. No nos identificamos con las definiciones que se utilizan para describirnos ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad plural y diversa.
2  Escucha. Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y buscando el encuentro, más allá de divergencias ideológicas legítimas.
3  Violencia injustificable. Demandamos el cumplimiento y la satisfacción de derechos (a la verdad, la justicia, la memoria, el reconocimiento y la reparación) para todos de manera equitativa.
4  Pluralidad. Aspiramos a una convivencia pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa.
5  Gestos. Son deseables y necesarios los gestos de reconocimiento del daño causado y la asunción de responsabilidades por parte de todos los perpetradores de la violencia.
6  Autocrítica. Queremos invitar a la sociedad a realizar su propia revisión autocrítica del pasado mediante un compromiso ineludible con la verdad.

17.06.12 – 03:16 -JORGE SAINZ | SAN SEBASTIÁN. DV.
VÍCTIMAS FIRMANTES
Esta es la relación completa de los firmantes de la Iniciativa Glencree, tal como la facilitaron ayer ellos mismos y el equipo dinamizador de la experiencia en San Sebastián. Dos participantes enla experiencia (una victima de ETA y otra del Batallón Vasco Español) prefirieron no firmar al final la iniciativa por razones personales, aunque apoyan todo el trabajo realizado.

Iñaki Aguiriano. Hijo de Victoriano Aguiriano y María Ángeles Barandiarán, muertos tras ser tiroteados el 16 de octubre de 1982 en un control de la Policía Nacional en Vitoria.

Jaime Arrese. Hijo de Jaime Arrese Arizmendiarreta, dirigente de la UCD de Guipúzcoa, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en Elgoibar el 23 de octubre de 1980.

Edurne Brouard. Hija de Santiago Brouard, médico de Bilbao, dirigente de Herri Batasuna, asesinado por los GAL en su consulta el 20 de noviembre de 1984.

Trini Cuadrado. Viuda de Miguel Arbelaiz, militante de HB, asesinado por el Batallón Vasco Español (BVE) en Hernani el 7 de setiembre de 1980.

Patxi Elola. Concejal del PSE de Zarautz, víctima de numerosos ataques contra su negocio y objeto de amenazas personales (dianas, pintadas,…) en su pueblo.

Carmen Galdeano. Hija de Xabier Galdeano, delegado del periódico Egin, asesinado por los GAL en San Juan de Luz el 30 de marzo de 1985 .

Fernando Garrido. Hijo de Rafael Garrido Gil, gobernador militar de Gipuzkoa, asesinado por ETA en San Sebastián el 25 de octubre de 1986. En el mismo atentado mueren, asimismo, su madre Daniela Velasco y su hermano pequeño Daniel.

Maribel González. Viuda de Alberto Soliño, asesinado en Eibar el 12 de junio de 1976 por un guardia civil a la salida del certamen de canción vasca que se celebraba en el Jai Alai.

Senén González. Hijo de Manuel González Vilorio, secretario del Ayuntamiento de Ispaster, asesinado por ETA en ese mismo pueblo el 18 de junio de 1984.

Amaia Guridi. Viuda de Santiago Oleaga Elejabarrieta, director financiero de El Diario Vasco, asesinado por ETA en San Sebastián el 24 de mayo de 2001.

Mari Carmen Hernández. Viuda de Jesús María Pedrosa, concejal del PP en Durango, asesinado por ETA en la misma localidad el 4 de junio de 2000.

Carmen Illarramendi. Viuda de Jesús Mari Ijurko, miembro activo de HB y Gestoras, herido muy grave en atentado perpetrado por el BVE en Rentería el 28 de marzo de 1980. Carmen también resulta herida en el mismo atentado.

Arantxa y Axun Lasa. Hermanas de Josean Lasa Arostegi, secuestrado, torturado y asesinado y cuyos restos mortales son encontrados en Alicante en 1985, aunque no serán identificados hasta 1995. Fueron condenados los miembros de la Guardia Civil Rodríguez Galindo, Dorado Villalobos y Bayo Leal.

Ana Merquelanz. Hija de Martín Merquelanz, taxista de Irún, asesinado por el BVE en Oiartzun el 24 de mayo de 1978.

Jorge Mota. Hermano de Ángel Mota Iglesias, funcionario de prisiones, asesinado por ETA en San Sebastián el 13 de marzo de 1990.

Jokin Olano. Herido por torturas infligidas por la Guardia Civil el 30 de julio de 1983.

Mikel Paredes. Hermano de Juan Paredes Manot, Txiki, fusilado por el régimen franquista el 27 de septiembre de 1975.

Jorge Pérez Jáuregui. Hermano de Roberto Pérez Jáuregui, asesinado en Eibar el 8 de diciembre de 1970 cuando participaba en una manifestación contra el proceso de Burgos.

Leonor Regaño. Viuda de Manuel Jodar, artificiero de la Policía Nacional, asesinado por ETA en Bilbao el 24 de mayo de 1989.

Santos Santamaría. Padre de Santos Santamaría, mosso d’esquadra asesinado por ETA en Rosas el 17 de marzo de 2001.

Milagros Sarduy. Viuda de Jesús María Etxebeste, agente de aduanas de Irún, asesinado por ETA en la misma localidad el 28 de agosto de 1980.

Beatriz Susaeta. Viuda de Tomás Alba, concejal de HB en San Sebastián, asesinado por el BVE en Astigarraga el 28 de septiembre de 1979.

Mariló Vera. Hija de Jerónimo Vera García, miembro de la Guardia Civil, asesinado por ETA en Pasajes el 29 de octubre de 1974.

Lurdes Zabalza. Hermana de Mikel Zabalza, apareció muerto en el río Bidasoa tras haber sido detenido por la Guardia Civil. Según todos los indicios, murió tras sufrir torturas el 26 de noviembre de 1985.

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