¿Cómo es verse atrapada en una catástrofe de la que no eres responsable? Pensaba que lo sabía, pero me equivocaba.
Llevo diez años trabajando con personas refugiadas y migrantes, hablando con cientos de personas sobre sus experiencias. Ahora veo que mi conocimiento de lo que habían vivido era superficial y no se ajustaba en absoluto a la realidad.
En estos momentos en que vivo exiliada de mi país natal, Canadá (que prácticamente ha cerrado sus fronteras), separada de mis seres queridos en ultramar y atenazada por la ansiedad que me produce la preocupación por su bienestar y el mío propio, aprecio de otra manera, mucho más intensa, las experiencias de las personas atrapadas en catástrofes.
No es mi intención quitar importancia al sufrimiento y la destrucción indescriptibles en lugares como Siria y Venezuela, de donde han huido millones de personas. De ningún modo son situaciones comparables a lo que está sucediendo en la mayoría de los países afectados por la pandemia.