Currin asegura que las bases de la izquierda abertzale apoyan su nueva iniciativa 

29.10.09

 

 

Brian Currin

 

 

(1950) formó parte de la Comisión de la Verdad de Suráfrica y fue coordinador de la Comisión de Revisión de Sentencias de Irlanda del Norte.

Ha trabajado en los procesos de paz de Sri Lanka, Ruanda y Oriente Próximo. Y participó en el último proceso de paz vasco.

 

Perfecto conocedor de la compleja realidad vasca después de su mediación en el último proceso de paz y de su colaboración en el nuevo proyecto de Batasuna, el abogado surafricano Brian Currin mide al detalle sus palabras a la hora de valorar la «crítica» situación actual del conflicto vasco. Asegura que «una base sólida de la izquierda abertzale» respalda la nueva iniciativa política y afirma que tanto Batasuna como ETA «saben que su éxito depende del final de la violencia». Ayer reflexionó sobre ‘¿Cómo reactivar el proceso de paz?’, en una conferencia organizada por Lokarri en San Sebastián.

 

– ¿En qué punto sitúa actualmente el conflicto vasco?

– Está en un momento crítico. Ha habido un movimiento interno en la izquierda abertzale que ha creado bastante esperanza y expectación, pero que tiene que ser abordado con extrema cautela. Esto no pasa habitualmente y ahora sí estamos en un momento donde sí podría pasar algo.

– El fracaso del último proceso de paz generó una gran decepción en la sociedad. ¿Cómo se puede recuperar la esperanza?

– Hace falta un clima político totalmente nuevo, no sólo en cuanto a los últimos años, sino en cuanto al último proceso de paz fallido. En los últimos años, que la izquierda abertzale no haya podido participar de forma normal en la vida política por su prohibición ha supuesto falta de transparencia porque los partidos, cualquier partido, no han podido reunirse con ella. El cambio estaría ahí, en que la izquierda abertzale pudiera participar de forma libre en el ámbito político y democrático sin prohibiciones, y eso es lo que ahora mismo está intentando conseguir.

– ¿Entiende que el Gobierno del PSOE no quiera reabrir una negociación después de los intentos frustrados?

– Puedo entender que haya mucha desconfianza después de los últimos procesos de paz, pero en este momento la izquierda aber-tzale no está pidiendo una negociación con Madrid. Su objetivo ahora mismo es dar los pasos para ser legalizada y poder participar en la vida política.

– Usted ha participado en el proyecto que está elaborando la izquierda abertzale y por el que han sido detenidos algunos de sus dirigentes como Arnaldo Otegi, ¿cómo recibió la noticia?

– Muy mal, fue muy decepcionante porque está bastante claro el proceso en el que estaban estos líderes, y llevarlos a prisión es algo totalmente incomprensible.

– ¿Cree usted que es sincera la voluntad de la izquierda abertzale de desvincularse de ETA para volver a la escena política?

– Creo que tienen dos objetivos. Uno, poder participar en la vida democrática, y el otro, que la violencia acabe. Pero para acabar con la violencia es necesario que la izquierda abertzale se lleve consigo a ETA en el viaje. Separarse de ETA no conseguiría este fin de la violencia, ETA debe ir con ellos en el viaje.

– Con un abandono de las armas…

– Mi posición ante la violencia es inequívoca, sin lugar a dudas, sin condiciones. La violencia tiene que acabar.

– ¿Qué recomendaciones ha hecho usted a la izquierda abertzale para su nuevo proyecto?

– Es complicado hablar de las conversaciones con la izquierda abertzale, pero mi visión es que si en el siglo XXI no puedes participar en la vida política, ¿cuáles pueden ser tus objetivos? Mi trabajo es plantar las semillas para debatir y discutir sobre algunas ideas, pero todo lo que surja de organizaciones políticas sale de ellos mismos, de sus debates internos y yo no tengo mayor responsabilidad en ello.

– ¿Cree que en el seno de la izquierda abertzale la mayoría apuesta por un rechazo a la violencia?

– No tengo ninguna duda de que se está produciendo un debate, porque llevo quince meses manteniendo una relación bastante regular con muchos miembros de la izquierda abertzale, y creo que hay una base bastante sólida que apoya esta nueva iniciativa, este nuevo paso.

– ¿Ve necesario un pronunciamiento público de rechazo a la violencia?

– Creo que debería darse y tengo la esperanza de que se produzca, aunque no sé si se dará.

– ¿Cree que eso ayudaría a que el Gobierno les permitiese volver a la política?

– Espero que sea así porque es el objetivo. Entiendo las dificultades que trae consigo la Ley de Partidos, pero confío en que un pronunciamiento en ese sentido ayude a cambiarla.

– ¿Ve factible la creación del polo soberanista, con el rechazo a la violencia que esa unión exige por parte de otros partidos?

– Sí es posible, porque la izquierda abertzale cuando empezó a hablar con otros partidos soberanistas sabía que el rechazo a la violencia era una condición.

– ¿Y cree que ETA va a aceptar esa iniciativa de la izquierda abertzale de rechazo a la violencia?

– (Se piensa mucho la respuesta adecuada, dice que tiene que ser cuidadoso) El éxito del proyecto político depende del fin de la violencia. Si no hay un alto el fuego este proyecto no va a tener éxito. Y ETA y la izquierda abertzale entienden o saben que es así.

– Usted diferencia entre el fin de la violencia y la desaparición de ETA, ¿por qué?

– En Suráfrica, teníamos el brazo armado del Congreso Nacional Africano, y en la nueva democracia sigue existiendo, aunque no ejerce ninguna violencia y no hay necesidad de que desaparezca. En Irlanda, el IRA ha dejado las armas pero también existe. Y aquí pudiera ser que ETA dejara las armas permanentemente y cogiera otro rol totalmente diferente en una sociedad en paz. Si han rechazado la violencia no hay motivo legal que les impida participar en cualquier cosa.

– ¿Se puede reconciliar la sociedad después de tantos años de desencuentros?

– En Suráfrica el nivel de violencia y desencuentro es muchísimo mayor que aquí, y ahora mismo están en un proceso de reconciliación. También en Irlanda del Norte o en Ruanda, donde el otro día le preguntaban a un hombre hutu por qué construía una casa para una familia tutsi, y decía ‘yo maté a los padres y lo menos que puedo hacer es construir una casa para sus hijos’. Si en Ruanda se ha conseguido una reconciliación, aquí claro que es posible.

– ¿Ve muy lejos la paz?

– Me gustaría saber la respuesta.

EN ENTREVISTA A ONDA VASCA

El alcalde de Donostia cree que hay que analizar «con frialdad» los sucesos y llama a valorar la masiva manifestación contra las detenciones

EP Jueves, 29 de Octubre de 2009 –

 


BILBAO. El alcalde de Donostia, Odón Elorza, afirmó hoy que la detención de los miembros de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi y Rafa Díez usabiaga no le ha hecho «ninguna gracia» y aseguró que habría que analizar «si esto que se ha decidido es bueno o malo para, realmente, tratar de avanzar en la consecución de la paz y en el final del terrorismo por parte de ETA».

En una entrevista a Onda Vasca, aseguró que en el país hace falta «gente que haga de abrelatas, que abra caminos para la paz desde el respeto a los principios democráticos y el rechazo a la violencia y al terrorismo».

En este sentido, se refirió a la manifestación convocada en la capital guipuzcoana para rechazar las detenciones de los últimos dirigentes de la izquierda abertzale y señaló que resultó «muy grande y muy masiva».

Elorza indicó que en esa marcha se juntaron «gentes muy diversas, cada cual, quizá, con una intención propia». «Por tanto, yo no soy de los que censuran o recriminan esa manifestación, comprendo también que se haya producido el dolor o molestia real por parte de muchas víctimas», aseguró.

El alcalde de Donostia cree que hay que analizar «con frialdad» lo que ha pasado y, «en definitiva, esto que se ha decidido es bueno o malo para realmente tratar de avanzar en la consecución de la paz y en el final del terrorismo por parte de ETA». «A mí la detención de estas dos personas, en particular, no me ha hecho ninguna gracia», aseguró.

Encuentro de jóvenes universitarios en Donostia

10, 11 y 12 de diciembre de 2009

El proyecto “Hitz egin / Falar / Parlar / Hablar” en su objetivo de generar espacios de encuentro entre la ciudadanía de cara a ir creando bases y espacios para el diálogo, va a propiciar en diciembre una nueva oportunidad para intercambiar opiniones y propuestas.

Una docena de estudiantes universitarios de Andalucía, Cataluña, Madrid y Euskal Herria va a tener la oportunidad de conocer, profundizar y debatir sobre la situación político-social que se vive en el territorio vasco. Van a contar para ello con un itinerario en el que podrán entrevistarse con todas las partes interesadas en este escenario y sacar sus propias conclusiones.

Su trabajo consistirá tanto en un intercambio de criterios e ideas en el propio grupo como con otros agentes políticos y sociales sobre la realidad vasca, y pondrán en común las conclusiones que extraigan acerca de cómo verían factible un camino de diálogo en el seno de la sociedad vasca.

El grupo de jóvenes se instalará en un albergue municipal durante tres días y contará con la Facultad de Psicología de la UPV para realizar sus reuniones y contactos. Asimismo efectuará una visita programada a la sede de las Juntas Generales de Gipuzkoa, donde podrán entrevistarse y realizar sus preguntas a la totalidad de los grupos representados en esa institución. También tendrán oportunidad de entablar contacto con una representación de la izquierda abertzale no representada en las Juntas.

Programa

Día 10, jueves.

A las 16:00:

  • Recibimiento en el Salón de Grados de la Facultad de Psicología de la EHU-UPV.

  • Presentación de las jornadas.

  • Proyección de audiovisuales sobre el tema a tratar.

A las 19:00:

  • Grupos de trabajo entre los jóvenes universitarios.

Día 11, viernes.

A las 9:00:

  • Visita a la sede de las Juntas Generales de Gipuzkoa en Miramón.

  • Entrevista con los diferentes grupos políticos.

A las 12:30:

  • Entrevista con un grupo político no representado en las Juntas. Se facilitará asimismo la posibilidad de que conozcan otros agentes sociales que sean solicitados por el grupo de jóvenes.

A las 17:00:

  • Grupos de trabajo.

A las 19:00:

  • Puesta en común.

Día 12, sábado.

A las 10:00:

  • Reunión plenaria, presentada y conducida por un catedrático de la EHU-UPV.

  • Fin de las sesiones de trabajo

A las 14.00:

  • Comida de despedida en una sociedad popular.

 
 
25/10/09

“La población es sensata, pero le falta información; los intelectuales tienen información, pero carecen a menudo de sensatez.”

Candice Vanhecke entrevistó el pasado 16 de octubre a Jean Bricmont en el contexto de su trabajo de final de estudios en la Universidad Libre de Bruselas (2009) intitulado: El derecho de injerencia humanitaria en la prensa francesa. (Las Guerras de Kosovo (1999) y de Georgia (2008) vistas por Marianne y Le Nouvel Observateur). 

¿Qué piensa sobre el tratamiento mediático de la guerra en Osetia del Sur que tuvo lugar el último verano?

Lo peor. De hecho, los periodistas trataron la guerra en Georgia de manera exactamente inversa a como habían tratado la guerra de Kosovo. Sin embargo, la situación en Georgia en muchos aspectos era similar a la de Kosovo. En ambos casos, estábamos en presencia de una población enfrentada con el poder central.  Dónde ambos casos divergen, es en que Kosovo formaba parte desde hace tiempo de Serbia, mientras que Osetia del Sur fue incorporada a Georgia sobre bases administrativas en la época de Unión Soviética. Por eso la voluntad de los georgianos de recuperar Osetia del Sur me parece mucho más discutible que en el caso de los Serbios y de Kosovo.

Lo que los georgianos hicieron en Osetia el último verano es un poco como si hoy los serbios quisieran repetir Kosovo, lo que ciertamente no deseo. Si lo hicieren, habría un diluvio de ataques  contra ellos en la prensa occidental, mientras que cuando Saakachvili decidió bombardear a los osetios para forzarlos a volver al regazo georgiano, claramente todo el mundo encontraba esto comprensible. Análogamente, los rusos han sido muy criticados por haber ayudado a los osetios, mientras que la OTAN fue felicitada por haber apoyado a  los albaneses de Kosovo. Podemos, pues, indignarnos con la reacción de la prensa en relación a la guerra de Georgia, pero, con todo y con eso, esa reacción no tiene nada de asombroso. Ilustra perfectamente el principio puesto de relieve por Noam Chomsky y Edward Herman, según el cual habría «buenas» y «malas víctimas». Cuando se comete un crimen, ya se trate de una guerra o de un atentado, y viene del campo occidental o de un aliado de Occidente, las víctimas son consideradas «malas víctimas «, lo que significa que casi no se habla de ellas en la prensa y que se va a presentar el acontecimiento en el momento más favorable para nosotros. Y la prensa reacciona de manera inversa cuando es el campo opuesto el que comete un crimen y provoca víctimas.

Un bello ejemplo de este principio de «buenas» y de «malas víctimas» lo hemos visto recientemente con el golpe de Estado en Honduras. Presentamos al presidente derrocado como a alguien que quería monopolizar el poder alterando la Constitución, a fin de lograr un nuevo mandato. Ahora bien; cualquier dirigente tiene el derecho de querer cambiar la Constitución. Sarkozy lo hizo, y nadie gritó que negaba la democracia por eso.

Comprobamos, pues, que hay una política sistemática de doble rasero, de dos varas de medir aplicadas por los medios de comunicación. Si son los «enemigos» de Occidente quienes cometen crímenes, invaden a su vecino, etc., entonces las víctimas se destacan con grandes titulares; mientras que en el caso inverso, apenas se menciona el asunto. Es algo totalmente previsible. En cuanto a Honduras, la lucha por el restablecimiento de la democracia continúa allí, pero hablamos de eso muy poco: basta comparar con Irán.

¿Entonces esta famosa noción de injerencia humanitaria, sólo los occidentales podrían reivindicarla?

Chomsky da el ejemplo de la intervención India en Paquistán oriental. Paquistán occidental es lo que se llama hoy Paquistán, y Paquistán oriental es el actual Bangladesh. En los años 70, hubo una guerra de independencia del Paquistán oriental, enfrentado al Paquistán occidental. Paquistán occidental envió tropas a la parte oriental, las cuales perpetraron numerosas matanzas. Los indios intervinieron, lo que hizo posible la independencia de Bangladesh. En esa época, casi todo el mundo en Occidente criticó vivamente esa intervención. Otro ejemplo: Pol Pot y los Khmers rojos. En general, sus atrocidades son invocadas para justificar el derecho de injerencia. Pero lo que se olvida es que el régimen de Pol Pot se acabó gracias a la intervención de  Vietnam. Y en aquel momento, en 1979, los vietnamitas fueron también muy criticados. Podemos discutir sobre la legitimidad de las intervenciones indias y vietnamitas en términos de violación del derecho internacional, pero eran intervenciones que tenían efectos muy humanitarios. Pero esas intervenciones jamás han sido consideradas en Occidente desde este punto de vista. Casi por definición, el derecho de injerencia es legítimo, sólo si somos nosotros quienes lo ejercemos.

El principio de la injerencia humanitaria autoriza la intervención, incluso militar, de países poderosos en los asuntos internos de países más débiles (manifiestamente, la injerencia siempre puede ir sólo en esa dirección). Pero todo el derecho internacional se funda en la idea de que hay que impedir este género de intervención, y esto en parte a causa de la política alemana antes de y durante la Guerra. No hay que olvidar que una de las primeras agresiones hitlerianas se produjo en 1938 con la anexión del país de los Sudetes, una parte de Checoslovaquia poblada en la época por una minoría germanófona y germanófila que acogió en general bien su «liberación» del yugo checo.

Reprochamos siempre a los dirigentes franceses e ingleses de la época el haber aceptado esa anexión en Munich, pero la cuestión que se planteó en aquel momento era justamente saber si había que permitir o no una » injerencia humanitaria » (liberar una minoría que se consideraba como oprimida). Hay que saber lo que se quiere. O bien era legítimo que los alemanes acudieran en ayuda de la minoría de habla alemana en Checoslovaquia, y entonces el pacto de Munich era aceptable; o bien no lo era, por las razones más globales del derecho internacional, pero no se ve porqué ciertos políticos actuales que promueven la intervención humanitaria lo condenan. La ironía es que la invocación a «Munich» es ubicua en la actual guerra de propaganda.  En cuanto se propone mantener negociaciones o aceptar un compromiso, por ejemplo, hoy con Irán, el campo belicista  destaca a Munich como el paradigma de la cobardía y de la capitulación frente al «Mal». Pero Munich fue, en cierto sentido, una aceptación del «derecho de injerencia» avant la lettre.

¿Según usted, la intervención de Rusia en Georgia muestra el ingreso a una era donde cada gran potencia, fuera de los Estados Unidos y Europa, se puede aventurar a lanzar guerras bajo pretextos humanitarios?

Ciertamente, ese es el problema de la caja de Pandora, la que se abre pero que luego no se sabe cómo cerrar, según dijo Chirac en el momento de la invasión de Irak. Dicho esto,  ya la habíamos abierto en el momento de la guerra de Kosovo, a la que Chirac no era aparentemente muy favorable. Pero Chirac sabía bien que, dada la presión de los medios de comunicación, una negativa a entrar en guerra le habría costado la elección presidencial frente a Jospin, quién sí era un decidido partidario a la intervención de la OTAN.

Bertrand Russell decía que discutir sobre responsabilidades en la Primera Guerra mundial era un poco como discutir sobre las responsabilidades en un accidente de carretera en un país que careciera de código de circulación. En ese tiempo, en efecto, no había principios rectores de las relaciones entre Estados. Nada prohibía a los austro-húngaros imponer condiciones como las que quisieron imponer a los serbios. Después del atentado de Sarajevo en 1914,  los austro-húngaros presentaron a los serbios diez imperativos. Uno de ellos era similar al que figuraba en los acuerdos de Rambouillet antes de la guerra de Kosovo, a saber: que la policía austro-húngara podría imponer su ley en misma Serbia. Y los serbios aceptaron los nueve primeros puntos, salvo el último. A partir de ese momento, los austro-húngaros entraron en guerra, y el resto de Europa se sumergió en la tormenta. En 1999, prácticamente pasó la misma cosa,  ya que los acuerdos de Rambouillet preveían que los soldados de la OTAN podrían acampar, hacer tantas maniobras como desearan, etc. en Serbia. Los serbios se negaron, y la OTAN bombardeó Serbia. Es verdad que esto no arrastró a la  guerra mundial, pero reforzó mucho un militarismo occidental que encontró así, hasta a los ojos de la opinión «progresista», una justificación humanitaria. La debilidad relativa de la oposición a las guerras en Irak y en Afganistán encuentra, en parte, su origen allí.

Mientras que en esa época, los medios de comunicación afirmaban que todos los medios diplomáticos habían sido agotados en Rambouillet…

¡Pero esto lo hacen siempre!  Anne Morelli explica en su libro Principios elementales de propaganda de guerra las diez «consignas» de la propaganda. Tome cualquier guerra, y verá usted que esos principios se aplican siempre, señaladamente el que consiste en decir que todos los recursos diplomáticos habían fracasado. El problema es que con las guerras de Kosovo, de Iraq, de Afganistán, pero también con las guerras israelíes, se legitimó la guerra como único medio capaz de resolver los conflictos. 

En el momento de la guerra de Kosovo, Italia violó el artículo de su Constitución que declara: «Italia renuncia a la guerra como medio de resolver conflictos».  Después de la Segunda Guerra mundial, se hiso habitual en Alemania la consigna:» ninguna guerra saldrá de suelo alemán». Constatamos que es un principio que está totalmente liquidado. ¿Y quién liquidó este principio en Alemania? Los Verdes, en colaboración con la socialdemocracia. Eran ellos quienes gobernaban en ese momento, y Joschka Fischer, que era ministro de Asuntos Exteriores, estaba a fondo con la guerra, totalmente, como Cohn-Bendit, dicho sea de paso. Sólo los Verdes, que habían militado contra los misiles en los años 80 y que eran “pacifistas”  y “antifascistas”, podían legitimar una guerra librada, en parte, por Alemania contra un país que había ocupado durante la Segunda Guerra mundial. Si otras fuerzas políticas alemanas hubieran hecho esto, las habríamos considerado sospechosas de revanchismo o de militarismo.

Recuerdo haber discutido con un miembro importante del partido Verde (belga) que no estaba al tanto los acuerdos de Rambouillet. Yo me había informado de eso en Internet vía fuentes americanas. El New York Times mencionó el contenido de los acuerdos sólo dos días después de la interrupción de los bombardeos (1). No es una casualidad. Con los medios de los que disponen para acceder a las informaciones, si los periódicos quieren tenerlos, los tienen. Lo que es sorprendente, por otra parte, es ver que informaciones de este tipo no son verdaderamente secretas. Y lo que es más importante para la crítica del militarismo, no son las teorías del complot sobre el 11 de septiembre, en las que no creo ni por un segundo, sino los documentos disponibles públicamente, como los acuerdos de Rambouillet o los “memoranda de Downing Street » (2), los que pasaron desapercibidos para los medios de comunicación y fueron, desgraciadamente, poco utilizados por los pacifistas.

¿Después de las guerras de Kosovo, de Irak, de Afganistán, pero también de Georgia, piensa que el derecho internacional y la ONU tienen todavía un futuro, o definitivamente han sido enterrados con estas guerras?

Espero que tengan todavía un futuro, porque no pienso que la agresión de un país contra otro pueda resolver los problemas, cualesquiera que sean. Primero, hay que darse cuenta cabalmente de que la inmensa mayoría de los países del mundo continúan defendiendo la concepción clásica del derecho internacional, fundado en el respeto de la soberanía nacional.

Además, Bush, aunque hubiera cometido crímenes monstruosos, tuvo la ventaja, si se puede decir así, de haber colocado a los Estados Unidos en una situación imposible; y ni siquiera sólo a los Estados Unidos, sino también a todos los defensores del derecho de injerencia humanitaria. Las reglas instituidas en 1945 fueron hechas para entender de situaciones como las que permitieron a Hitler invadir Checoslovaquia (y a Bush invadir Irak). Podemos, evidentemente, cambiar esas reglas. Pero no podemos volver a un estado de vacío jurídico internacional. Entonces el derecho de injerencia humanitaria se reduce a esto: nada define quién tiene el derecho a injerir, ni en qué condiciones, y en la práctica, esto vuelve a legitimar el derecho del más fuerte.

Otro problema que se plantea es que esa injerencia sólo se realiza cuando andan de por medio  intereses económicos o geoestratégicos …

En el caso de Kosovo, la verdad es que no había muchos intereses directos en juego, sino que, en cierta medida, las razones fueron más ideológicas que económicas: darle una legitimidad «humanitaria» a la OTAN. Evidentemente, podemos siempre encontrar intereses, si los buscamos, pero no todas las guerras se explican por intereses económicos o geoestratégicos. Hay una verdadera dinámica ideológica que subyace a ciertas intervenciones. Bosnia fue la causa sagrada de toda una generación; por eso, cuando hubo una crisis en Kosovo, había una verdadera voluntad de intervenir “por razones humanitarias”, por lo menos en los medios de comunicación y en una parte de la opinión pública. Además, podemos decir que era un tipo de guerra “de izquierda”. Una guerra de izquierda llevada a cabo por la OTAN, pero una guerra de izquierda, puesto que hasta los mismos Joschka Fischer y los Verdes alemanes estaban a favor; y Jospin más que Chirac… Verdaderamente, pienso que la injerencia humanitaria es una especie de religión de nuestro tiempo. El cristianismo o la misión civilizadora lo fueron en el pasado.

Evidentemente, hay siempre razones económicas por doquiera; y siempre podremos encontrar intereses económicos «agazapados», si queremos. Pero hay que razonar también en términos psicológicos, para ver en qué medida es verdaderamente la economía la razón principal de las intervenciones y de las guerras. El argumento que refuta la idea de que toda razón para hacer la guerra es forzosamente de naturaleza económica, es que siempre es posible resolver de otro modo los conflictos, sin necesidad de desencadenar una guerra, para hacer negocios y tener ganancias. Por ejemplo, es innegable que los capitalistas norteamericanos hacen fortunas en China y en Vietnam, ahora que hay una paz entre esos países y los Estados Unidos. También podemos pensar que, si hubiera una paz en el Medio Oriente, los territorios ocupados podrían ser un nuevo Singapur. Podrían hacerse fortunas allí. Hay una mano de obra relativamente calificada y barata. Es cínico decir esto, evidentemente, pero si verdaderamente se razona desde un punto de vista económico, los capitalistas pueden tener muchos más beneficios en tiempos de paz que mediante la guerra. Evidentemente, cuando hay una guerra, esto beneficia siempre a los vendedores de armas y a las empresas de reconstrucción. Pero hay que darse cuenta de que hay también un aspecto irracional en la guerra, incluso visto desde un punto de vista capitalista global. Lea a Bertrand Russell sobre este tema; es muy interesante (3). Él siempre polemizó con el análisis marxista de la guerra de 1914-1918, en términos puramente económicos, porque le impresionó el aspecto irracional que acompañó a esa guerra. Las cuestiones nacionalistas son un componente esencial de esta parte irracional. Pueden tener una lejana base económica, pero en cuanto cobran existencia, adquieren su propia dinámica. Palestina ofrece sin duda el ejemplo actual más claro de este género de situaciones. No hay ninguna base realmente económica para este conflicto, ni para el sostén occidental a Israel.

Sí, pero en aquella época, Yugoslavia era asimismo una economía cerrada y Milosevic se negaba a abrir a la economía de mercado…

Esto no es completamente verdadero. Son las sanciones internacionales las que impidieron hacer de Serbia una economía abierta. Es un error ver a Milosevic como una especie de estalinista que quería cerrar la economía. Milosevic heredó una economía que era la de Tito, que, francamente, no estaba cerrada pero tampoco completamente abierta. Deseaba cuidar la cabra y la col y no vender su país al mejor postor (como hicieron sus sucesores), pero no hay que olvidar que existían sanciones contra Serbia que venían de la época de la guerra de Bosnia. Milosevic quería levantar estas sanciones. Si usted sufre sanciones y quiere levantarlas, eso significa que usted quiere más apertura, no menos. No veo en absoluto esta guerra como una guerra desencadenada principalmente por móviles económicos. La vería más bien como un tipo de cruzada (4).

¿Pero había también unas razones geoestratégicas, no?

Sí, los estadounidenses tienen ahora su base en los Balcanes, ¿pero para qué les sirve? 

De ahí al  Medio Oriente no hay mucho trecho…

No mucho, pero tampoco tan poco. Pueden poner bases en los Emiratos. Tienen bases en Turquía, también. Si usted algún día va a trabajar en una gran burocracia, observará las influencias de tipo burocrático, las que también a veces escapan al análisis de tipo marxista convencional, económico, etc. El ejército norteamericano, es, entre otras cosas, una inmensa burocracia. Tome por ejemplo las bases americanas en Japón. Después de la guerra con Vietnam y de la distensión con China, no sirven para nada. Los Estados Unidos tienen tropas allá y la gente juega al golf… los soldados tienen una linda vida. Si le gusta el deporte y es un poco macho, es el escondrijo perfecto.

Estas bases servirían sobre todo para mantener la idea de que hay un imperio que mantiene el control…

Sí, pero hay que ver también los intereses económicos a todos los niveles, es decir que evidentemente hay intereses económicos, pero no son necesariamente los de clase capitalista como tal. Hay intereses económicos de la gente del Pentágono, de los vendedores de armas, de los cabilderos, que se sobreponen con la ideología de dominación mundial, para que, regularmente, una “nueva amenaza” permita conseguir en el Congreso un aumento del presupuesto de la Defensa. Y si alguien protesta, la prensa se le tira encima y afirma que no es patriota. Estamos en relación con una multitud de intereses. Pero, en la medida en que esta política militarista tiene elevados costos, necesariamente no está en el interés de los capitalistas, tomados en su conjunto.

Marx veía los gobiernos como una suerte de consejo de administración colectivo de la burguesía. Es verdad en parte, pero, también hay que poder ver ciertas políticas militaristas e imperialistas como resultados de una mala gestión.

En el caso de Israel, por ejemplo, resulta cada vez más claro que la camarilla sionista en los Estados Unidos tiene una influencia decisiva sobre la política norteamericana en el Medio Oriente (5). El grado de compromiso norteamericano a favor de Israel es totalmente irracional, y no responde a ninguno de sus intereses. En particular, Israel jamás ayudó de algún modo a los Estados Unidos a controlar el petróleo. Por otro lado, ese compromiso no alcanza tal nivel en ninguna otra parte. Ese sostén se explica solamente por la presión constante de la camarilla sionista acoplada a la culpa vinculada a los acontecimientos de la guerra de 1940-1945. 

Cada caso debe ser analizado por separado. No hay fórmula general que explique las guerras por el imperialismo o el capitalismo, aunque hay numerosos factores en esos sistemas que crean las condiciones propicias para las guerras. Pero las guerras siguen siendo (afortunadamente) acontecimientos relativamente raros,  comparadas, pongamos por caso, con los intercambios económicos, que son constantes. Y evidentemente, las guerras se producían mucho antes del nacimiento del capitalismo.

Hasta cierto punto, yo veo la guerra contra Serbia como la consecuencia del imperialismo humanitario, ideología que se mezcló más tarde con la lucha contra el terrorismo en el caso de Irak y Afganistán. En líneas generales, diría que se “vende” la guerra contra el terrorismo a la población, que es bastante inteligente para comprender que, si se tiene dinero para hacer de humanitario, se tiene otra cosa que hacer que la guerra; y la guerra humanitaria, se “la venden” a los intelectuales, que son bastante inteligentes para comprender que se sobrestima la amenaza terrorista. La población es sensata, pero le falta información; los intelectuales tienen información, pero carecen a menudo de sensatez.

¿Para usted, la razón principal de la guerra de Kosovo se derivaría sobre todo de la ideología de la injerencia humanitaria?

Cuando comenzaron la guerra, pensaron que duraría tres o cuatro días. Yo había escuchado en la radio que los serbios necesitaban algunos bombardeos para retirarse de Kosovo. Según los medios de comunicación, los serbios estaban contentos de que se los bombardeara, para tener una excusa para retirarse de Kosovo. Pero para los serbios, Kosovo tenía un carácter casi sagrado (6); por eso no se retiraron sino después de transcurrido un tiempo, bajo la amenaza de la destrucción completa de su país, y porque los rusos les dejaron caer. Por otra parte, los serbios firmaron, al final de la guerra, acuerdos que habrían podido aceptarse en Rambouillet y que no se respetaron más tarde. En efecto, esos acuerdos preveían, entre otras cosas, la vuelta a Kosovo de mil policías serbios para proteger a los serbios de Kosovo, lo que les habría sido bien útil, pero que nunca se ha producido.

En el desencadenamiento de esta guerra, los factores ideológicos desempeñaron un gran papel. A menudo los pacifistas hacen hincapié en los móviles económicos, reales o supuestos de las guerras, seguramente porque eso muestra a los promotores de la guerra como “verdaderamente malévolos”, un redil de codiciosos. Pero si la guerra es más bien debida al fanatismo religioso o nacionalista o a unas ideologías como la misión civilizadora o la  injerencia humanitaria, no veo yo porqué eso habría de volverla más legítima o más simpática. Y si se está persuadido de que muy poca gente se beneficia en realidad con las guerras, incluso entre las clases dirigentes, ello refuerza los argumentos pacifistas. En el caso de Israel, donde el aspecto irracional es el más fuerte, si la clase dirigente norteamericana siguiera sus verdaderos intereses, lo que bien podría bien llegar algún día, el apoyo a Israel  se desvanecería.

NOTAS: (1) L´Humanité y Le Monde Diplomatique hablaron de esto. (2) Quiénes dan cuenta de negociaciones británicas norteamericanas de alto nivel, en el verano 2002, es decir bien antes a todos los debates sobre las “armas de destrucción masiva” y donde se lee por ejemplo “que parecía claramente que Bush tenía la intención de pasar a la acción militar, aunque su programación aún no se decidía. Pero que la justificación era débil. Que Saddam no amenazaba a sus vecinos y que sus capacidades en ADM eran menores que las de Libia, Corea del Norte o l’ Irán. Ver: http://questioncritiques.free.fr/edito/memo_secret_de_Downing_Street.htm. (3) Por ejemplo, Bertrand Russell, The practice and theory of Bolchevism, Spokesman, Londres, 1995 (edición original, 1920, Allen and Unwin). Probablemente uno de los mejores libros sobre la revolución rusa, escrito mucho antes de los “descubrimientos” sobre el estalinismo”, también una de las mejores críticas del marxismo;  por lo que se refiere a las guerras y a la “concepción materialista de le la historia” (es decir, su reducción a causas económicas), Russell señala que la idea, común  a los liberales y a los marxistas, según la cual el enriquecimiento es el objetivo natural de la acción política humana parece a priori razonable, pero ignora “el océano de locura sobre el cual flota, de manera dudosa, la frágil barca de la razón humana”. (4) Para repetir el título del libro de Diana Johnstone, La croisade des fous, Le Temps des cerises, Paris, 2005. (5) Ver John Mearsheimer et Stephen Walt, Le lobby pro-israélien et la politique étrangère américaine, La découverte, Paris, 2007 (véase en SinPermiso : « El lobby proisraelí y la política exterior norteamericana ») para un convincente análisis de este punto. Para la análoga situación en Francia, véase: Paul-Eric Blanrue, Sarkozy, Israël et les juifs, ed. Osez dire, Embourg (Bélgica), 2009. (6) Malraux decía mucho antes de estos acontecimientos,  que el problema de los serbios, era que tenían su Argelia en su Orléanais. No muy políticamente correcto como formulación, pero tampoco falso.  Ver  Zivorad Stojkovic, « Si le Kosovo est au coeur de la culture serbe. Deux rencontres avec André Malraux », L’aventure humaine, invierno, n° 10, 1989, pp. 50-52. (7)Ver  http://www.ism-france.org/news/article.php?id=12854&type=analyse.

Jean Bricmont, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO,es profesor de física en la Universidad de Louvain la Neuve, Bélgica. Es miembro del Tribunal de Bruselas. Su último libro, Humanitarian Imperialism acaba de publicarse en Monthly Review Press (hay traducción castellana en Editorial Viejo Topo, Barcelona, 2009). Es sobre todo conocido en el mundo hispano por su libro –coescrito con el físico norteamericano Alan Sokal— Imposturas intelectuales (Paidós, 1999), un brillante y demoledor alegato contra la sedicente izquierda académica relativista francesa y norteamericana en boga en los últimos lustros del siglo pasado. Una larga entrevista político-filosófica a Bircmont puede verse en el Número 3 de la Revista SINPERMISO en papel (mayo de 2008).  :

Traducción para www.sinpermiso.info: Carlos Abel Suárez



 
 
14/06/09

La semana pasada, Gustavo Moncayo, más conocido como el Profesor Moncayo, el hombre que dejó todo para dedicarse a luchar por la libertad de su hijo Pablo Emilio, un suboficial de apenas 29 años de los cuales 11 ha permanecido secuestrado por la guerrilla de las FARC, instauró una acción de tutela contra el Presidente Álvaro Uribe.

La demanda llega días después de conocerse que el primer mandatario no permitiría la participación de la Senadora Piedad Córdoba en el proceso de liberación del joven Moncayo, anunciado por las FARC en forma incondicional. Con su decisión, el Comandante en jefe de las Fuerzas Militares impedía cualquier posibilidad de liberación del joven, por cuanto era más que predecible que el Secretariado de las FARC no aceptaría, como efectivamente sucedió, la exclusión de la Senadora que en forma personal ha liderado todo el proceso de liberaciones voluntarias por parte de esa organización armada.

Hace un par de semanas el anuncio de las FARC fue recibido con alegría y esperanza, apenas una compensación al arduo trabajo y persistencia de un padre por ver fuera de cautiverio a su hijo. Basta recordar que fue el profesor Moncayo quien con su larga caminata atravesó medio país en el 2007, inicialmente con su hija y poco a poco con multitudes de personas que se iban sumando a su andar y su consigna: pedirle personalmente al Presidente que adelantara el intercambio humanitario.

Entonces, el profesor Moncayo, paso a paso, con sus pies hinchados y gruesas cadenas  se fue ganando el respeto de los colombianos.  En cada una de sus intervenciones la voz pausada y conciliadora del profesor Moncayo fue obteniendo cada vez mayor legitimidad y su llegada a cada uno de los municipios fue masiva y acogedora, de manera que ad portas de Bogotá miles de simpatizantes lo esperamos para darle la bienvenida al ejemplar padre.

Al verlo me pregunté ¿cómo guardar cordura y tranquilidad cuando veo destrozada la vida de mi hijo por la crueldad de un grupo armado y la pasividad de un gobierno que no muestra la menor compasión por las personas secuestradas? pero justamente el profesor Moncayo, con su ejemplo, nos dio la respuesta. Al demostrar que la huella de un solo hombre podía ser gigante cuando enarbola la bandera de muchos, que un gesto profundo de dignidad puede dignificarnos a todos, que su causa era la nuestra, porque mientras haya un solo colombiano secuestrado nuestra humanidad está bajo sospecha. La lección de Moncayo nos ha transformado como personas, pero también como ciudadanos, pues consiguió sin otro poder que su andar pausado y constante cambiar la agenda de los políticos instalando en el orden del día el tema de los secuestrados y la salida negociada para su liberación.

A cambio de ello, su interlocutor sólo mostró la posibilidad de obtener algún raiting en el medio día, apostó un escenario en la Plaza de Bolívar para repetirle personalmente al Profesor Moncayo que no iba a realizar ningún intercambio humanitario, y dejó entrever cuál era su preferencia: realizar rescates espectaculares como el de la Operación jaque, y asestar golpes definitivos sin medir las consecuencias que generaría ni los medios que se implementasen (como el bombardeo en territorio ecuatoriano a un campamento en el que presuntamente se encontraba Raúl Reyes y que generó el rompimiento de las relaciones con el gobierno del Ecuador aún no restablecidas).

Ahora el presidente dice que no permitirá más espectáculos en la entrega de secuestrados, tal vez porque quiere reservarle el derecho a realizarlos al Ministro de Defensa o porque quiere evitar que nuevamente se cuele la información recurrente de que con cada liberación se incrementan los vuelos militares en las zonas de posible entrega poniendo en riesgo a los secuestrados. Lo cierto es que ahora el Profesor Moncayo acude al juez constitucional con la esperanza de que una decisión judicial consiga dos mínimos, el primero de humanidad y el segundo de honestidad política. En otras palabras, que el juez le ordene al Presidente no jugar con la libertad de las personas y no hacer política con el dolor de los ciudadanos, que en el lenguaje de los derechos sería respetar los derechos fundamentales a la libertad e integridad física del joven Moncayo.

La pregunta final es ¿tendrá el juez la facultad, y la valentía, de ordenarle al Presidente qué hacer en este asunto? Pero quizá la pregunta no sea la correcta, pienso que los colombianos no podemos continuar de meros observadores en el manejo que el Presidente hace del conflicto armado y su supuesta búsqueda de resolución, en vez de consultarnos si queremos una dictadura, que finalmente es lo que encierra el referéndum, merecemos cuestionarnos si queremos tomar parte activa políticamente en la definición y concreción de las formas para salir del conflicto armado, la pregunta necesaria es ¿cuál es el camino para la paz? el profesor Moncayo nos ha mostrado un nuevo sendero.

María Luisa Rodríguez Peñaranda es una constitucionalista colombiana, colaboradora de SINPERMISO en Bogotá.



www.sinpermiso.info, 14 junio 2009



7/6/2009 Edición Impresa El Periódico.com

El político bueno y el político malo

  1. • La línea moral que distingue y opone el uno al otro es el respeto y el servicio al bien colectivo

 Foto: MARTÍN TOGNOLA
Foto: MARTÍN TOGNOLA

JOSÉ ANTONIO González Casanova*

No hablo de un buen político o de un mal político según sus aciertos o errores profesionales. No me fijo en su bondad o maldad íntimas, cosa de arriesgado juicio, si bien influye en la ética que rija su conducta pública. Lo que pretendo es trazar, sin maniqueísmo alguno, la línea moral que distingue y opone el uno al otro a partir del propio concepto de política.
Es archisabido que «lo político» designaba en la Grecia clásica todo cuanto concernía a la polis, a la ciudad. Hoy se refiere a todo ese amplio conjunto de entes políticos que van desde el más humilde distrito municipal hasta el Gobierno de un mundo globalizado, pasando por los estados nacionales y sus comunidades internas. A todos ellos sigue siendo aplicable la definición que de la polis nos dio Aristóteles: «No es una mera comunidad de territorio, sino de vida buena y feliz. Su finalidad no es solo convivir, sino hacer el Bien de todos compartiendo el sentido común de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y demás valores humanos». Por lo tanto, todas las personas somos políticos. Nada del mundo nos es ya ajeno. Todo nos engloba, afecta y concierne. Eso nos impone el deber moral de participar en el pilotaje de la nave común hasta en la más pequeña de sus barquillas.

En la polis, los que pasaban de ella, los particulares, eran llamados idiotes. Hoy lo serían los apolíticos y, en primer lugar, quienes ostentan el poder legal o fáctico de imponer a la ciudadanía su interés particular sobre el común, su partícula minoritaria sobre la generalidad (la Generalitat) del país. De ese concepto esencial de lo político como sinónimo de lo colectivo, general y común, que a todos interesa y afecta en su derecho humano a una vida buena y feliz, surge la magna división que trazo entre el político bueno y el político malo.

El primero se pone al servicio público de lo colectivo. Hace el bien y es justiciero para que la generalidad de la gente goce de esa vida que merece. Por tanto, ser un político bueno es ser, sencillamente, un auténtico político, un político de verdad. El segundo, en cambio, está al servicio de su propio medro y por eso se consagra, antes que al interés común, a los intereses particulares de los poderosos. Hace lo que le conviene a él mismo y a estos. En eso consiste su espíritu de justicia. No es más que el lacayo de un sistema económico que provoca un permanente estado de malestar a millones de seres humanos y a la naturaleza. Antepone a la vida buena de todos la buena vida de unos pocos.

En puridad, este individuo, más que apolítico es antipolítico, pero precisa, en un régimen formalmente democrático, vestirse con la blanca toga de candidato electoral, dispuesto a gestionar los intereses de aquellos cándidos que confían en que les represente y les gobierne. Ese enemigo de la democracia se infiltra en el campo del contrario para hacerle creer que el bien común que nos beneficia a todos coincide con el de sus amos. Sus armas son la corrupción innata del capitalismo, la amoralidad de un país desmoralizado y los medios de comunicación venales.
Si la política es acción altruista y solidaria, fruto del amor a una humanidad que intenta crear una sociedad material y espiritualmente comunitaria, sus agentes, los políticos buenos, deberían, en buena lógica, ser sinceros defensores del ideal democrático y humanista que anida en el pensamiento anarquista, socialista y comunista, pese a antiguos errores y excesos de unos políticos malos. El lugar natural de estos últimos sería la derecha (más o menos extrema, según las circunstancias históricas), y por eso algunos acuden a ella como agentes subversivos, pero ahora para socavar la democracia comunitaria pagados por los conservadores del capitalismo y disfrazados de sensatos defensores del pueblo ignorante y manipulable. Con todo, su gran arma es corromper a los políticos buenos.

Las izquierdas se corrompen si no arrancan a fondo la raíz capitalista de la corrupción mientras practican la misma ética que las derechas: buscar el beneficio personal; trepar a codazos desleales por la pirámide burocrática del propio partido; ceder a la presión de intereses particulares egoístas en espera de algún premio futuro y a costa del interés colectivo. No hay político peor que uno malo de izquierdas. El de derechas engaña, pero la gente ya cuenta con ello. El izquierdoso engaña dos veces, pues hace perder toda esperanza al ciudadano honrado e inutiliza el sincero esfuerzo de sus compañeros mejores, los políticos buenos. De ese modo, traiciona a la política en alianza objetiva con la no menos hipócrita derecha.

*Catedrático de Derecho Constitucional y ensayista.

 GARA > Idatzia > > Ekonomia

 

p023_f01.jpg

 

 

 

Vandana Shiva

Activista antiglobalización y defensora de la agricultura ecológica

Vandana Shiva ( 1952 Uttarakhand, India) es una figura mundial en la defensa del Medio Ambiente. Científica, filósofa y escritora es fundadora de varias organizaciones para la difusión de la agricultura ecológica y el mantenimiento de la diversidad. Símbolo del ecofeminismo, recibió el Premio Nobel Alternativo en 1993. Ayer ofreció la conferencia «Democracia en la tierra» en la feria Bioterra.

Maider EIZMENDI |

Minutos antes de su intervención ante los medios de comunicación, Vandana Shiva caminaba pausada ante los stands de la feria anual Bioterra. Sin embargo y, a pesar su cara afable, su actitud es tajante cuando comienza a hablar de las grandes multinacionales, como Monsanto, a quienes acusa de ser las responsables de que un billón de personas no tengan en la actualidad acceso a la alimentación y al agua potable.

Vandana Shiva es un referente mundial en la lucha por los pobres, por el medio ambiente, contra la biopiratería, por los derechos de la mujer… «Mi objetivo en la vida es celebrar la vida en toda su belleza, en toda su alegría, y luchar ferozmente contra todo lo que no nos permita llegar a ello», resume ella.

Con contundencia afirma que «en las dos últimas décadas hemos sido dominados por una ideología fundamentalista de mercado», que «ha reducido el mundo a un mero supermercado, ha reducido al ser humano a un mero consumidor, ha robado trabajo a la gente, ha robado la producción…». Afirma convencida, sin embargo, que a ese sistema se le dio muerte en setiembre de 2008, «porque un sistema en el que los seres humanos consumen y no producen no puede durar, un sistema en el que explotamos la tierra sin límites no puede durar…».

Sobre la actual crisis mundial, Shiva sostiene que pueden darse dos eventuales escenarios: «La crisis actual puede profundizar aún más esta situación si la respuesta es salvar a los que la han originado. Si todos los rescates son para los bancos, que son quienes han creado el caos, o si las prestaciones son para los contaminantes que acuden a las negociaciones sobre el clima… Habría una convergencia más importante entre el poder del dinero y el poder político; eso se llama dictadura». En cambio, en opinión de Shiva, la crisis también podría traer consigo la oportunidad de crear alternativas: «Podemos formar economías adaptadas a la gente, que los estímulos que se den se dirijan a ello, y, al mismo tiempo, reclamar los derechos perdidos de la gente». Sí, «la crisis también puede ser una oportunidad».

Su propuesta principal es lo que denomina «democracia de la tierra»: «Lo llamo así porque debemos incluir todas las especies en esta nueva democracia; una democracia sólo humana, que no respete los derechos ecológicos de otras especies, también finalizará con la pérdida de los derechos del ser humano».

Subraya una y otra vez que a día de hoy un billón de personas no tiene acceso a alimentos ni a agua potable y que la única manera de poner remedio a esta situación «es impulsar un sistema en el que reconozcamos los derechos de todos a acceder a los recursos de la tierra». «La democracia de la tierra se basa en la economía sostenible, en economías vivas y también en la democracia viva porque la democracia actual esta muerta», explica.

Su propuesta tiene una base sólida y unas referencia previas: «Hace más de 25 años empecé a construir estas economías vivas, esta democracia viva semilla a semilla, agricultor a agricultor, persona a persona. En el pasado ha habido revoluciones basadas en lo que decidían unos pocos para el futuro y a menudo a través de la violencia. Pero los cambios radicales actuales solamente serán posibles si todo el mundo participa y si creamos un cambio no violento sino radical».

Pero a su juicio, además de la crisis económica, actualmente la población sufre una grave crisis ecológica y social «que se refleja en el aumento del terrorismo, del fundamentalismo y en la alineación de la gente, en el desencanto que sufre». Estas tres crisis tienen «las mismas raíces y, por lo tanto, pueden tener las mismas soluciones». Es posible atajarlas «simultáneamente a través de una economía inclusiva basada en lo local; una economía de la vida en lugar de una economía de la muerte».

La soberanía alimentaria es, en su opinión, «vital», porque, «después de todo, nosotros somos lo que comemos». Pero también lo es a nivel económico y político, «porque las principales guerras se libran por el alimento».

Ante las afirmaciones de que una agricultura ecológica no sería capaz de dar repuesta a las necesidades alimentarias mundiales, se muestra tajante: «No creo que haya una mentira mayor. De hecho estamos viviendo una crisis porque la agricultura industrial ha gastado los recursos de la tierra. Invierte diez veces más energía para lograr el mismo resultado». En su opinión, proponer el uso fertilizantes químicos a día de hoy «es criminal», entre otras cosas, porque sabemos que es una de las causas del cambio climático, los fertilizantes emiten gases de efecto invernadero».

Para que los cambios que ella propone llegue a un buen puerto es importante la concienciación de la población. «Los cambios provienen de un cambio de mentalidad, nuestra mente ha sido capturada y tenemos que liberarla». Pero para ello, es imprescindible tener acceso a «la realidad que se nos oculta; la concienciación se basa en la información real, no en la propaganda».

La ecologista y feminista india incide además en el papel que deben jugar las mujeres. «Las mujeres han cuidado de las semillas alrededor de todo el mundo, han sido las agricultoras del mundo y ahora se les roba sus semillas, su figura en la producción; las mujeres son como el sexo dispensable y, por ellos, se ha experimentado un aumento de la violencia contra ellas. El reconocimiento de las mujeres como centro de la agricultura es vital para la soberanía alimentaria y para detener la violencia sobre las mujeres».

Su labor como el de toda la población para salvaguardar las semillas ha de ser enérgica. «Las semillas no son un invento de las corporaciones, por lo tanto, no pueden ser propiedad patentada; las semillas deben compartirse libremente». Con ese objetivo creó el movimiento Navdanya, que ha creado más de cincuenta bancos de semillas comunitarios.

Asegura, no obstante, que hay que ir más allá: «Espero que nos unamos y pongamos en marcha mecanismos legales, quizás debamos aprender del software libre».

Saltar publicidad

Jesús Eguiguren. Presidente del Partido Socialista de Euskadi. Sostiene que ETA deberá decir adiós a las armas antes de que haya otro proceso de paz

El presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren, en San Sebastián. - HUMBERTO BILBAO

GUILLERMO MALAINA - SAN SEBASTIÁN - 24/04/2009 07:00

Publico.esEl presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren, estuvo en la mesa de las conversaciones con Batasuna en el último proceso de paz. En esta entrevista, habla del futuro Gobierno de Patxi López en una legislatura cuyo gran objetivo es, precisamente, el logro de la paz: "Se ha impuesto la manía en España de que está prohibido hablar de estos temas. Pero, bueno, no tengo problemas porque, diga lo que diga, algunos me critican igual".

¿Esperaba que ETA intentara hacerse presente ya en la investidura de Patxi López?

Ni esperábamos, ni dejábamos de esperar. Sabíamos que la amenaza estaba ahí. Pero, bueno, no conviene ocultar a los ciudadanos que ETA no ha amenazado ahora al PSE o a unas personas, sino a las instituciones de autogobierno vascas.

Piensa que la paz se abrirá paso en 2011. ¿Cómo y en qué se basa?

En un par de años se verán los pasos que hagan ver a la gente que llega la paz a Euskadi. No es que los gobiernos anteriores no hayan luchado contra ETA. Nunca hemos criticado a los consejeros de Interior Atutxa y Balza, ni a la Ertzaintza. Nuestra queja es que para la pacificación faltaba la deslegitimación social. Esa visión de los gobernantes del País Vasco de que hay un conflicto ha sido como un paraguas para la violencia. Esto cambiará, unido a los demás factores.

¿A cuáles se refiere?

Algunos se han cansado de hablar del fracaso del proceso de paz, pero sus consecuencias están siendo muy positivas. Por un lado, la sociedad vasca ha tomado conciencia de que el problema no estaba en el Gobierno de España, ni en el partido socialista, sino en la falta de voluntad de ETA para poner fin a la violencia. Y por otro, también ha cambiado la mentalidad de la izquierda abertzale, ya que ese proceso le ha hecho reflexionar sobre a dónde le lleva el terrorismo.

¿Está de acuerdo al 100% con el ministro de Interior acerca de que la disyuntiva de ETA es dejarlo o dejarlo y que el diálogo es pasado?

Cada uno expresa las cosas a su manera. Relacionar el final de la violencia como consecuencia de un proceso de diálogo sí es posiblemente cosa del pasado. Ahora bien, descartar de nuestro vocabulario el diálogo para cerrar problemas creados en la etapa del terrorismo pues no es necesario.

Entonces, ¿sobre qué base debería darse ese proceso de diálogo?

"Descartar de nuestro vocabulario el diálogo para cerrar problemas no es necesario"

Hasta ahora se había pensado que el abandono de las armas iba a ser el final de un proceso. Eso hoy en día es insostenible. Hay que darle la vuelta. Primero debe ser el adiós a las armas y, en todo caso, después vendría un proceso de diálogo. Un Estado democrático nunca le va a poder dar a ETA lo que quiere, y aunque se lo diera, pediría algo más. Ahí hay una dinámica infernal y, por ello, en contra de lo que se piensa, es más fácil que una organización terrorista lo deje a cambio de nada que a cambio de algo.

¿Sobre qué temas debería girar entonces ese proceso de diálogo?

El diálogo sería para cerrar una página de la historia, para reconciliarnos entre los vascos. Luego están otras cosas, como las víctimas, los presos... Es así en cualquier país que ha sufrido este tipo de situaciones.

Otegi cree que el proceso de paz sirvió para poner las piezas sobre la mesa y que falta ordenarlas.

Eso es lo que dice también Jonathan Powell, jefe del gabinete de Tony Blair, en su libro Great Hatred, Little Room: Making Peace in Northern Ireland. Viene a decir que todos los elementos del proceso irlandés ya estaban en los intentos de acuerdo anteriores, empezando por Margaret Tatcher. Primero se busca la voluntad y luego los instrumentos. Y eso aquí es relativamente sencillo, porque los elementos están sobre la mesa. Estuvieron en Loiola y, posiblemente, lo estaban antes. Por seguir con la lógica de Otegi, aunque no creo que él quiera llegar a donde yo llego, los elementos estaban ya en el Estatuto y la Constitución, pues abren las puertas, incluso, a la defensa de la independencia por medios democráticos. En fin, a su pregunta, sí estoy de acuerdo con Otegi y además es la gran conclusión de Jonathan Powell en su libro.

¿Ve aún a Otegi como un activo en la izquierda abertzale para la paz?

Supongo que sí, que sigue siéndolo, pero un activo que siempre ha tenido un problema: nunca ha sabido que una cosa es predicar y otra dar trigo. Y eso hace que su figura cojee un poco.

Zapatero ha identificado el futuro Gobierno de Patxi López con la consecución de la paz. ¿Qué va a hacer que no haya hecho el PNV?

"No iremos a Madrid como los catalanes con esa cultura de las autonomías agraviadas"

Históricamente, el Partido Socialista es un poco la llave en el País Vasco. Resuelve siempre este tipo de situaciones, como con el Estatuto, el autogobierno... Solo no, también con el PNV. Creo que no nos faltará la colaboración del PNV en este proceso. Más allá de los cabreos, hay una carga de responsabilidad en el PNV y el PSE que, en los temas fundamentales, nos lleva a entendernos.

En el pacto firmado con el PP, se habla de autogobierno, pero no recoge la reforma del Estatuto planteada por Patxi López en campaña. ¿Ha renunciado?

Ese documento no es un programa de Gobierno, sino una serie de principios para definir su orientación. Recoge también visiones un tanto exageradas por esa sensibilidad que produce haber estado en la oposición 30 años. En cualquier caso, ni renunciamos a la reforma del Estatuto, ni creemos que para defender el autogobierno haya que estar planteando todo el día la reforma. Si hay consenso entre todos los partidos, pues la impulsaremos.

¿Y Patxi López desbloqueará el traspaso de competencias?

Claro. Algún problema técnico tendrán, pero el PNV no ha querido completar el Estatuto para vivir de la cantinela de su incumplimiento.

¿Qué postura tendrá el PSE en las negociaciones con Zapatero?

Vamos a romper esquemas. No iremos como los socialistas catalanes, según la cultura que se ha impuesto en España de que todas las autonomías parecen agraviadas y se quejan al Gobierno. Patxi López introducirá la idea de la lealtad federal. Esta no existe, pero no ya entre los nacionalistas, tampoco en las autonomías gobernadas por el PP y el PSOE. Los socialistas vascos estamos dando la vida por España, la Constitución y las libertades de los ciudadanos vascos. Pues, esa mentalidad no existe en el resto de España. Vamos a ser más vasquistas que nadie y a defender el autogobierno con más radicalidad que el PNV, pero a la vez dejando claro que defendemos el Estado y la solidaridad entre regiones.

¿Ve en el PP un compañero fiel de viaje para toda la legislatura?

El que intente romper esto será un estúpido que lo pagará caro. Nosotros tampoco venimos aquí como flor de un día. Una labor de cambio cultural y político es difícil realizarla en una legislatura. Hasta ahora el PP ha sacado mucho la cabeza, pero la procesión acaba cuando pasa el último santo y ese es Patxi López. A partir de ahí, el Gobierno socialista defraudará a los hooligans que nos quieren mucho como instrumento para pasar factura al nacionalismo. Y nosotros no venimos a eso.

¿Y qué hará el PSE con la moción de censura que exige el PP para la Diputación de Álava?

No tengo ni idea. Es algo del Partido Socialista de Álava y del PP de Álava. Que lo resuelvan de la manera que consideren oportuno y cuanto antes. El tema de Álava es local, me parece intrascendente y no afecta a la transversalidad. El Gobierno va a ser transversal porque Patxi López no sabe ser otra cosa. Es un poco como [José Antonio] Ardanza, cuya personalidad era por el pacto. Ibarretxe ha sido más parecido a Garaikoetxea en algunas épocas.

 

ENTRE SUS FINES ESTÁ PROMOVER ACTIVIDADES PARA «CONSOLIDAR UNA CULTURA DE PAZ»
La asociación, que no pretende ser un partido político, está abierta a la incorporación «de gente de todos los colores»
JAVIER ENCINAS. Diario de Noticias 8 de marzo 2009

PAMPLONA. Con el objetivo de «promover actividades dirigidas a construir y consolidar una cultura de paz», un grupo de ciudadanos de diferentes sensibilidades políticas inscribió el pasado 26 de enero, en el registro de asociaciones del Gobierno de Navarra, el Foro por la Reconciliación-Baketzerako Foroa. Sus promotores, 15 en total, llevan aproximadamente un año trabajando desde la discreción y su intención es dar a conocer esta iniciativa a la ciudadanía en el plazo de un par de semanas.

El motivo que ha impulsado a estas personas a constituirse como asociación es, básicamente, «hacer algo por la reconciliación en el sentido más amplio del término», dice uno de los promotores del grupo.

Su planteamiento de partida contempla dos frentes relacionados con la violencia que ven conveniente abordar. De entrada, consideran que, transcurridos 70 años desde la Guerra Civil, todavía restan heridas por cerrar. Además, entienden que hay otros conflictos más cercanos, como el que protagoniza ETA, a los que hay que hacer frente ahora e incluso quizá en el futuro, si la organización terrorista desaparece, ya que existen dudas de que la sociedad vaya a ser capaz de liquidar sus efectos.

Con tarea más que suficiente a la que hincar el diente, este grupo se viene reuniendo de forma periódica y su trabajo va cristalizando. Recientemente, aprobaron sus estatutos fundacionales, que expresan con meridiana claridad sus principales inquietudes en cuatro puntos:

– Promover actividades dirigidas a consolidar una cultura de paz mediante debates plurales desechando frontal y radicalmente el uso de la violencia por ser incompatible con el más elemental sentido humano.

– Socializar la idea de la reconciliación como vía imprescindible para fortalecer la cultura democrática de nuestra sociedad.

– Promover la recuperación de una convivencia basada en el perdón, el respeto y la aceptación mutua.

– Y demandar verdad y recuperación de la memoria, desde la crítica a la historia ocultada y con un sentido honesto de la autocrítica que sirva de catarsis colectiva y de antídoto para el futuro.

ABIERTO Y PLURAL El Foro por la Reconciliación tiene en la pluralidad de sus componentes una de sus principales señas de su identidad. Entre sus promotores figuran personas que están o han estado vinculadas a UPN, CDN, Nafarroa Bai, PSN, IUN y HB, lo cual habla por sí solo de su riqueza ideológica.

No hay más que observar la relación de nombres que integran su coordinadora para comprobar la diversidad de esta asociación, que preside Ginés Cervantes, ex concejal del PSN y actual militante de IUN. La también ex edil del PSN Ainhoa Aznárez es la vicepresidenta, mientras que ejerce de secretario Ioseba Eceolaza, miembro de Batzarre y parlamentario de NaBaI. De la tesorería se ocupa Mikel Armendáriz Barnechea, ex militante de UPN y CDN. La directiva se completa con los vocales Fernando de Atxa, Fermín Ciáurriz, Concepción Corera, Javier Leoz, Guillermo Múgica Munárriz y Iosu Ostériz.

La asociación, que no pretende convertirse en un partido político en su sentido partidista, aunque su actividad sea política, está abierta a la incorporación «de gente de todos los colores», dicen desde este colectivo, que arranca sin apenas recursos económicos y sin padrinos, pero con la sana pretensión de «contribuir al fomento de la cultura de la reconciliación en un clima de paz y convivencia».

El grupo recoge de alguna forma el legado que dejó el Foro Iruña, que permaneció activo durante ocho años (2000-08), periodo en el que fue capaz de consensuar hasta 50 textos de temáticas diferentes y que contaba con representación de todos los sectores políticos, excepto los cercanos a UPN y Batasuna.

El Foro por la Reconciliación, del que forman parte varias personas que también participaron de la anterior iniciativa, tiene entre sus objetivos a medio plazo la organización de charlas y debates, así como editar algunas publicaciones.

Berria.info   2009-04-01

  Baketzerako foroa jaio da Iruñean, bakearen kultura errotzeko asmoarekin
Joxerra Senar.  Iruñea

Atzo ezagutarazi zuten Baketzerako Foro sortu berria. Uneotan hainbat ideologia politikoko pertsonek osatzen dute, eta gizarteari eskea egin diote ekimen horrekin bat egiteko, foroporlareconciliacion@gmail.com helbidera idatzita. Foroak bakearenkultura errotu eta sendotu nahi du, batez ere 36ko gerrako biktimak zein gaur egungo indarkeriaren biktimak aintzat hartuta. 36ko gerraren biktimen inguruan, foroko kideek uste dut oraindik ere zauriak sendatzeke daudela, baina ere berean, hainbat elkartek egindako lanak bidea ireki duela. Bestalde, egungo indarkeriak «sufrimendu ugari» eta oraindik odolusten ari diren zauriak utzi dituela, eta horrek egungo elkarbizitza zamatzenduela. Batez ere ETAren biktimak gogoan hartu arren, beste talde armatuek zein segurtasun indarrek egindako torturen biktimak gogoan hartu dituzte. «Mendekua justiziarekin nahasteko joera arriskutsua geldiarazi eta biktimen gaia despolitizatzen lagundu nahi dugu». Hitzaldiak, eztabaidak eta ikastaroak antolatu nahi ditu Foroak bileran, alderdikeria orotik kanpo.

 

Portada :: Cultura
Aumentar tamaño del texto Disminuir tamaño del texto Partir el texto en columnas Ver como pdf 26-03-2009

 

Entrevista a Eduardo Galeano

Mario Casasús

El Clarín de Chile

A Eduardo Galeano (Montevideo, 1940) se le ve radiante caminando por Xalapa; no oculta su alegría en la entrevista con Clarín: “ando como las pulgas de los circos, entre los saltos de un lado a otro”. El 26 de marzo recibirá el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Veracruzana, junto al poeta Ernesto Cardenal. “Estoy feliz de compartir con Ernesto, sobre todo en estos momentos difíciles para él, somos viejos amigos, recuerdo que me regaló su primera escultura”.

Autor de: Los días siguientes (1963); Las venas abiertas de América Latina (1971); Vagamundo (1973); Días y noches de amor y de guerra (1978); Memoria del fuego (1982, 1984 y 1986); Aventuras de los jóvenes dioses (1984); Ventana sobre Sandino (1985); El libro de los abrazos (1989); Nosotros decimos no (1989); Ser como ellos y otros artículos (1992); Las palabras andantes (1993); Úselo y tírelo (1994); El fútbol a sol y sombra (1995); Patas arriba: Escuela del mundo al revés (1998); Bocas del Tiempo (2004) y Espejos. Una historia casi universal (2008), entre otros libros y antologías.

Esta noche presentará Espejos (Siglo XXI, 2008) durante las jornadas del II Encuentro de Escritores por la Tierra; el primero de abril leerá en el Palacio de Bellas Artes del Distrito Federal y al día siguiente conversará con 2,500 estudiantes de la UNAM, en la Sala Nezahualcóyotl. Por la complicidad con los lectores de Clarín y Azkintuwe Eduardo Galeano hizo una pausa para hablar –con total libertad de extensión- sobre el zapatismo, la literatura “política”, Arnaldo Orfila y el Siglo XXI, sus vocaciones fallidas (pintor, futbolista o párroco), Neruda y Rulfo, la Ley Antiterrorista contra la comunidad mapuche, en fin, nombrar el mundo patas arriba y otras palabras andantes…  

MC.- Bienvenido a México, en 1996 publicó su “Crónica de Chiapas” y en febrero del 2000 conversó con los estudiantes de la UNAM. ¿Han pasado 9 años desde su última expedición a México?

EG.- No lo recuerdo, ando como las pulgas de los circos, entre los saltos de un lado a otro, no me acuerdo cuándo estuve aquí por última vez, he venido muchas veces a México, pero no tengo una idea muy clara de las fechas. Se me entreveran los mapas.

MC.- En rueda de prensa habló de los desafíos del EZLN en contra de la “bobalización” dijo: “El zapatismo es un hito antiguo que deviene modernísimo” (29.02.2000). ¿Cómo siguió las hojas y rutas de las marchas zapatistas en 2001 y 2006?

EG.- Se publicaron algunas noticias en Uruguay –no muchas-, leí artículos contradictorios, unos estaban a favor del EZLN, otros no entendían muy bien al Subco; yo desde afuera no me animo a opinar sobre si estuvo bien o mal, si debía o no debía haber botado a López Obrador, por eso no puedo decirte nada; salvo que el zapatismo es un movimiento que yo sigo respetando y amando, que se desencadenó en Chiapas y que tiene raíces muy profundas y que seguramente va más allá de las peripecias políticas circunstanciales, de los episodios políticos que se van sucediendo.

MC.- El Subcomandante Marcos dijo: “la figura literaria de Hispanoamérica que más admiro es Eduardo Galeano” (Corte de caja, 2008); a su vez, usted ha reconocido una influencia inconciente del Canto general de Neruda en Memoria del fuego. El Che Guevara compartía la poesía de Neruda con la guerrilla cubana y boliviana. ¿Qué reciprocidad ha leído entre Literatura y Revolución?

EG.- El Canto general fue la obra más ambiciosa de Neruda, la más abarcadora; y cuando me han comparado Memoria del fuego con el Canto general a mí se me ha hinchado el pecho de orgullo, porque es un libro que yo admiro mucho. Curiosamente creo que contra la mayoría de los lectores sienten, que no es en los temas políticos o llamados “políticos” donde Neruda mostraba su mejor vena poética, no sólo porque algunos de los poemas más políticos después resultaron desautorizados por la Historia, como aquella Oda a Stalin, sino también porque se sentía más obligado a decir, que el llamado a decir; en la mayoría de los casos de los poemas políticos, uno no siente arder esa llama que espontáneamente le brotaba en el pecho cuando Neruda escribía de otros temas; también porque yo creo que con el paso del tiempo se va haciendo más claro que la literatura política no es la que se refiere a los temas políticos, que es una confusión que ya lleva tiempo muy largo, pero por suerte empieza –no a desvanecerse- sí a ser superada de a poquito: la literatura política no es la literatura de temas políticos, además no hay un tema que de alguna manera no sea político y en la medida en que todos los temas son sociales, no hay ningún hombre o mujer del todo solo o sola, como para poder sentir, pensar, escribir algo que esté divorciado de los demás, ni siquiera el último aborigen hallado en el fondo más remoto de la selva amazónica está del todo solo y cuando uno escribe está lleno de gente, uno expresa tantas cosas que no importa el tema, cuando Neruda cantaba a la cebolla, yo creo que era un poeta políticamente profundo, hondo y en definitiva América Latina tiene un sentido político positivo, toda la literatura que nos ayude a saber quiénes somos y quiénes podemos ser.

MC.- En México celebramos los 75 años del Fondo de Cultura Económica (1934-2009), uno de sus emblemáticos directores, Arnaldo Orfila fundó la casa editorial que lo trajo del Sur a México y España. ¿Cuándo conoció y cómo recuerda a Arnaldo Orfila?

EG.- Él fue uno de los fundadores del Fondo de Cultura Económica, también fue fundador de Siglo XXI –cuando lo echaron del FCE de muy mala manera- con un grupo de gente amiga fundó esta editorial, que después se proyectó –con el paso de los años- como una de las más importantes y prestigiosas de la lengua española; yo lo conocí cuando escribí Las venas abiertas de América Latina (1971) porque la presenté al concurso de Casa de las Américas y perdió, el Jurado no lo consideró un libro serio, quizás porque en esa época todavía se creía que un libro que no era aburrido no podía ser serio; se identificaba la seriedad con el aburrimiento y quizás por eso, porque nunca escuché de parte de uno de los Jurados ninguna otra objeción, más que ese tipo de cosas: “bueno, no era un libro profundo” ya está, el libro perdió, y entonces al no haber ganado el concurso de Casa, arreglé una edición en el Uruguay con la Universidad de la República, pero yo quería una edición internacional y le mandé el libro a don Arnaldo y le dije -“mire, este libro perdió el concurso de Casa, pero por ahí le interesa publicarlo” él me dijo: -“sí, lo publicó”, al libro le fue bastante mal el primer año –no vendió casi nada-, don Arnaldo me mandó una carta muy cariñosa diciéndome: -“no se desanime, en nuestra América las cosas son difíciles” y después el libro hizo su camino, bueno, fue sobre todo muy impulsado por las dictaduras militares, las que más ayudaron a que ese libro se difundiera fueron las dictaduras que lo prohibieron y que prohibiéndolo lo elogiaron; y con Arnaldo a partir de ahí se armó, se fue enhebrando una amistad muy linda, yo lo vi muchas veces, comíamos juntos, conversábamos, hasta cuando ya tenía 100 años, era un hombre con una memoria prodigiosa: se olvidaba de todo lo que había ocurrido la semana pasada, pero sabía todo lo que había ocurrido hacía un siglo, él había llegado a México cuando estaban todavía vivos Emiliano Zapata y Pancho Villa, vino como delegado de la Reforma de Córdoba –joven estudiante argentino- se enamoró de esta tierra y aquí se quedó, un hombre que hizo una obra espléndida, maravillosa, era muy austero, una especia de Santo de las Letras, jamás se guardó un peso en el bolsillo, no tenía dinero, todo lo que tenía lo daba a esa noble causa de la difusión de la literatura, que él consideraba que era una gran herramienta de cambio social y de educación popular.

MC.- Antes lo leíamos semanalmente en Brecha y La Jornada o cada quincena en Punto Final. ¿Se ha jubilado de las redacciones periodísticas?

EG.- Sí, ahora estoy haciendo poco periodismo, estoy más dedicado a los libros, porque me absorbe mucho tiempo.

MC.- Además de escribirlos, en Uruguay usted hace sus libros; háblenos de Ediciones del Chanchito…

EG.- Lo hicimos con unos amigos, porque veíamos que los libros míos no circulaban bien en Uruguay, había la posibilidad de desarrollar mejor la edición de mis cosas en el país, utilizando la maqueta que se hacía en España o en México de cada libro nos mandaban lo que en una época eran las películas, ahora los medios tecnológicos son otros; se publica lo mismo, pero con otras carátulas que yo diseñé –porque lo que más me gusta a mí es el diseño- además dibujé el emblema del chanchito.

MC.- ¿Por qué la bendita manía de dibujar?

EG.- Era mi vocación, lo que yo más quería, bueno tuve varias vocaciones todas fracasadas; quise ser jugador de fútbol y era un pata de palo irremediable, tuve una infancia muy mística de modo que quería ser santo o por lo menos cura y mi natural tendencia al pecado lo impidió; después lo que quería era dibujar, sentía que era pintor y siempre me dolía el enorme espacio que se abría, el abismo entre lo que yo quería decir y lo que podía por medio del dibujo o la pintura. Ahí cuando tenía 14 años empecé a garabatear las primeras letras, probé suerte con la literatura, me temblaban de pánico las rodillas ante la hoja en blanco, que es exactamente lo que me ocurre ahora muchos años después.

MC.- En Apuntes para el fin de siglo (Lom, 1997) habla de la pésima costumbre entre La computadora y yo (1995). ¿Se debe a la imposibilidad de dibujar en los márgenes?

EG.- La verdad es que yo he cambiado en eso; reconozco, confieso que durante mucho tiempo sospeché que las computadoras bebían de noche, mientras nadie las veía bebían hasta emborracharse, por eso hacían cosas incomprensibles durante el día. Esa sospecha no dejé de tenerla, pero hice las paces con la computadora y empecé a utilizarla, me parece que son muy útiles, sigo escribiendo a mano, todo lo escribo y corrijo a mano, pero cuando siento que un texto está un poco más redondeadito -después de 5 o 10 versiones- ahí lo paso en limpio a la computadora, lo archivo, lo guardo en la computadora y me pasa lo mismo que con las máquinas: que les desconfío –no por culpa de ellas, pobrecitas- por culpa del mal uso que la sociedad humana hace de ellas, terminan siendo máquinas de sus máquinas, terminan siendo instrumentos de sus instrumentos, no me gusta que la computadora me programe, como no me gusta que el automóvil me maneje o que un supermercado me compre, o que un televisor me mire, pero las máquinas son inocentes del mal uso que se hace de ellas.

MC.- Hablando de renuencias, ¿por qué dejó de escribir prólogos?

EG.- Es por culpa de mis amigos, yo tengo una enorme cantidad de amigos que escriben, entonces llegó un momento en el que tuve que elegir entre ser escritor de prólogos o ser escritor de libros y artículos; porque yo soy un maniático perfeccionista y eso puede ser saludado como una virtud cuando se lo mira de fuera, pero padecido de adentro es terrible, yo puedo no dormir por una coma, por un adverbio mal colocado, por una frase fuera de lugar; me da un trabajo enorme escribir, sobre todo cuando más transparente es el resultado, más sencillo parece, más trabajo esconde. Entonces, hacer un prólogo me lleva un tiempo enorme, en primer lugar porque mi manía perfeccionista me impide prologar nada que no lea hasta el final, lo cual implica horas, días, después la redacción… me estaba convirtiendo en un escritor de prólogos, advertí esa posibilidad y a partir de ahí no escribí más prólogos, solamente a veces un par de líneas de contratapa para ayudar a la promoción de algo que me parezca valioso, pero si yo escribiera con más facilidad, probablemente podría hacer más prólogos; Borges escribió una cantidad de prólogos enorme con gran alegría, a él le encantaba escribir prólogos, hay un libro de prólogos de Borges, por cierto muy jugoso. Fijate vos, esta dificultad fue advertida mejor que nadie, por un gallego que estaba, con cara de campesino, ya muy sufrido y gastado por la vida y por la tierra, él estaba en la última fila de la gente que había asistido a escucharme leer textos de Espejos (2008) –en Ourense, Galicia- estuve en algunas ciudades gallegas, son gente muy entrañable, muy cariñosa. En la última fila estaba este hombre con esa cara espléndida de campesino, de pómulos salientes, la piel curtida y él entrecejos fruncidos me miraba enojado, yo no podía desprenderme de la mirada enojada de ese hombre, hasta que terminó la lectura firmé libros –y esas cosas que se hacen- y él seguía ahí, fue el último en irse y muy enojadamente sin desfruncir el ceño se acercó desde la última fila y cuando yo pensé que me iba a aplicar un puñetazo o a matarme de una patada me dijo: -“qué difícil ha de ser escribir tan sencillo” y se fue. Es la mejor crítica que he recibido en la vida, el comentario más certero y el mejor homenaje y se fue sin desenojarse –eso pasa mucho en Galicia y en otros lugares de la tierra- que no sé, es como si besara enojado, porque en el fondo era un beso, un abrazo, una cosa lindísima lo que decía, pero con una cara enojada, sobretodo en contraste con algunos que sonriendo te clavan el puñal.

MC.- En España, al presentar Bocas del tiempo (2004) y durante una entrevista con La Jornada a propósito de Espejos (2008) dijo: “me pidieron que eligiera a los escritores más importantes en mi formación literaria. Yo contesté: Juan Rulfo, Juan Rulfo y Juan Rulfo”. Al poeta Marco Antonio Campos le dijo: “Rulfo me enseñó que se escribe con el lápiz, pero ante todo debe cortarse con el hacha”. Casi puedo citar dos versos del relato sobre Rulfo en Memoria del fuego: “hizo el amor de hondísima manera y después se quedó dormido”. ¿Reconsideraría reescribir un ensayo sobre Rulfo sumando las declaraciones que usted ha hecho a la prensa?

EG.- No, porque justamente es lo que me enseñó –fue mi amigo- le debo mucho, esa lección de silencio que nos dio a todos, él nos enseñó a valorar el silencio, a saber que las palabras están de antemano condenadas porque compiten con el silencio que es el más hondo de los lenguajes y uno sabe que va a perder. Aplica aquello que Onetti –otro gran maestro- me enseñó “nunca dejes en el papel escritas palabras que no te parezcan mejores que el silencio, palabras que no te parezcan mejores que el silencio sacalas, suprimilas”, claro a mí se me va la mano –a veces- porque saco todo, me quedan dos o tres palabras sin publicar; esa fue una lección que aprendí de Rulfo y que no olvidé nunca –Onetti después la complementó- ese valor inmenso del silencio y el desafío que implica, entonces hay que saber callarse, los escritores tenemos que saber callarnos, cuando creo que he dicho una cosa de una manera redondita y que está bien y expresa lo que quiero, como lo que dije de Rulfo: “había escrito poco en cantidad, pero lo había escrito de tal modo, con tanta intensidad y con tan alta perfección que eso era como alguien que hace el amor de hondísima manera y después se queda dormido” eso no hay que palabrearlo, creo que la vida no hay que palabrearla. Muchas veces recibo libros que están muy bien hechos, bien armados, pero están muy palabreados, a mí me gusta que la vida viva, no una vida palabreada.

MC.- Trataré hacer otra cita textual del tercer volumen de Memoria del fuego (El siglo del viento, 1986) en La casa de Neruda describe el funeral emboscado por “militares erizados de ametralladoras”. Hasta el año pasado el copyright de Neruda se invertía en la empresa del principal asesor de Pinochet. ¿El mundo patas arribas?

EG.- Lo que sé sobre la Fundación Neruda es lo que tú escribiste, lo que he leído en tus artículos y entrevistas que publicamos también en Brecha, si mal no recuerdo; me parece, como a ti, un escándalo, eso suele ocurrir con el género humano, o con una parte de él, una traición a la memoria de los que ya no están y no pueden defenderse, no sólo con Neruda, ha ocurrido con muchos más.

MC.- Usted es un interlocutor de la palabra indígena, por ejemplo en: Las venas abiertas de América Latina, Memoria del fuego y Espejos. En Chile se aplican Leyes Antiterroristas en contra de la comunidad mapuche (único país de la región con semejante marco legislativo). ¿Cómo entender el prefijo Terrorista impuesto a los mapuches?

EG.- A muchos nos parece un escándalo que se siga aplicando la Ley Antiterrorista a las víctimas del terror de Estado y a las víctimas del terror del gran capital –el gran terrorista del mundo, el que está acabando con el planeta- los atentados más feroces contra la gente y contra el mundo los cometen los que después son recompensados y en cambio se consideran terroristas a sus víctimas. El “zapatista de Irak” -Muntadar al-Zaidi- yo lo llamo así, lo condenaron a 3 años de cárcel y en cambio Bush es el terrorista de Estado que más gente asesinó en los últimos años, es un “serial killer” y está de lo más feliz en su casa de Texas…

MC.- Leí que Bush impartió tranquilamente una “conferencia” en Canadá…

EG.- Sí, además está riéndose todo el tiempo y duerme a pata suelta como la gente que no tiene conciencia, mi mamá me decía cuando yo era chiquito: “tenés que portarte bien, porque tenemos conciencia y la conciencia no te va a dejar dormir si sos malo, si hacés cosas malas” ¡ah bueno mamá! –le decía yo- con el paso del tiempo –pobrecita mamá- advertí hasta qué punto ella era una ignorante de la vida, porque los que no tienen conciencia son los que mejor duermen, a los que nos cuesta dormir es a los que tenemos conciencia, la gente que tiene conciencia, es la atormentada por la angustia y a veces eso te conduce a la muerte, como el caso de algunos desesperados que han terminando suicidándose; pero los grandes asesinos de la humanidad duermen a pata suelta –aunque sea verano y haya mosquitos- no tienen el menor problema, la conciencia es un músculo que se da poco, así que no tienen ningún problema de seguir actuando como actúan los grandes terroristas del mundo, por ejemplo: los terroristas fueron los invasores de Irak, no los invadidos –encabezados por este gran cacique del terrorismo que es Bush-, me gustaría saber si el Tribunal Penal Internacional de La Haya va a comenzar a existir en serio y de verdad y va a citar a este señor culpable de una incontable cantidad de muertes, lo “incontable” es un signo –como el hecho de la aplicación de la Ley Antiterrorista contra los mapuches- de que el racismo no ha sido vencido en el planeta, para nada, este mundo sigue siendo racista, yo saludo la victoria de Obama, como una victoria contra la discriminación racial en los Estados Unidos, pero en la escala internacional global el racismo sigue en pie ¿por qué? Porque hay ciudadanos de primera, de segunda, de tercera y de cuarta y por lo mismo hay muertos de primera, de segunda, de tercera y de cuarta, cuando tú lees las noticias en los diarios están las cifras exactas de los invasores norteamericanos muertos en Irak, pero de los invadidos, nada –ni sombra- las cifras son de lo más locas: 100 mil, 200 mil, medio millón, un millón, nadie sabe ¿por qué? Porque son muertos de cuarta y los otros son muertos de primera, lo mismo con esta absurda aplicación de la Ley Antiterrorista contra las víctimas del terror de Estado en Chile, cuando los mapuches son las principales víctimas del terror de Estado, no de ahora, llevan cinco siglos, más de cinco siglos siendo víctimas del terror de Estado, desde que América descubrió el capitalismo gracias a la gentileza de Colón.

MC.- En la página web de Siglo XXI leí el censo de las traducciones de sus libros al: inglés, holandés, alemán, checo, japonés, noruego, griego, italiano, portugués, sueco, ruso, rumano, hebreo, chino, coreano y Braille ¿Le han propuesto traducir algún libro o relato a cualquiera de nuestras lenguas indígenas?

EG.- No, creo que no.

MC.- ¿A cuál de nuestras lenguas indígenas le gustaría ser traducido?

EG.- La guaraní es la que más me gusta.

MC.- ¿Por la cercanía?

EG.- Por la cercanía, el Uruguay tuvo una influencia guaraní enorme, a pesar de que oficialmente no se reconoce; además por la belleza del idioma, es una lengua muy hermosa, musical y poética. Justamente ahora que hablábamos de los mosquitos, los guaranís llaman a los mosquitos “uñas del diablo” (risas); es un rarísimo caso en que una lengua de los vencidos que se convierte en lengua de los vencedores, el guaraní porfiadamente sobrevive a tal punto que llega a ser punto de los vencedores. En el Paraguay a la hora de la verdad –que es la hora del humor y del amor- los paraguayos hablan guaraní, no español; ahora el guaraní tiene categoría de lengua oficial –estuvo prohibido- los paraguayos hablan castellano y en un país todavía racista les cuesta bastante reconocer esa tradición indígena indudable se manifiesta todos los días por la boca, a la hora de hablar y decir las cosas que verdaderamente importan. En la selva del Alto Paraná me dieron ganas de llorar, durante una de mis travesías por ahí, andaba con un camionero muy nervioso, decía que el espacio que atravesaríamos estaba lleno de indios y que nos iban a matar: -“vamos a pasar lo más rápido que podamos, en Asunción están terminando de hacer un zoológico para encerrar a los indios” ¡ah -le respondí-, no me diga! ¿así que los van a encerrar ahí? kilómetros más adelante subieron dos amigos del camionero, blancoides como él, me saludaron, estuvieron hablando conmigo en castellano, yo no les decía nada, y después se pusieron a hablar entre ellos –los tres- y por supuesto hablaban en guaraní; hablaban la lengua de “esos” indios a los que querían enviar al zoológico, sin darse cuenta que la lengua es mucho más que la lengua, cuando uno habla y usa palabras de una lengua indígena está expresando toda una cultura y toda una memoria histórica larguísima, cada lengua es un tesoro de la humanidad y por eso deberíamos llorar cuando muere una lengua y se mueren a un ritmo de más de un día. En otros países las lenguas indígenas han sobrevivido gracias a que han sobrevivido –milagrosamente y contra toda evidencia- los indígenas a cinco siglos de persecución y desprecio; son los indígenas quienes mantienen viva la memoria de su lengua y la memoria de sus mejores tradiciones: la comunión con la naturaleza.

MC.- Dos últimas preguntas, llama la atención que en El fútbol a sol y sombra (1995) haga un remate en cada Mundial FIFA de 1962 a 1998 con la cita: “Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro”, en 2006 adhirió al manifiesto: La soberanía de Cuba debe ser respetada». ¿Qué reflexiones tenés de la nueva realidad cubana?

EG.- Es verdad, el libro presenta cada Copa del Mundo como un noticiario, daba cuenta de lo que ocurría para que el lector situara el contexto y se diera una idea que los partidos de fútbol no se disputaban en los campos de Júpiter o Marte, sino en la tierra; entonces está agregada esa frase que citás en cada uno de los textos porque siempre me resultaba muy revelador que ocurriera eso: que en Miami anunciaban que la caída de Fidel era cosa de minutos y él seguía tan campante. En 2006, con la renuncia de Fidel, yo firmé ese manifiesto en defensa de la autodeterminación de Cuba, parecía que el sueño de Bush y otros 10 presidentes norteamericanos poder ir a desayunar a La Habana sin cuchillo ni tenedor, ponerse la servilleta al cuello, había que defender a Cuba, Cuba es muy defendible, por todo lo que la Revolución hizo, todo lo que la Revolución encarnó y encarna todavía como símbolo de dignidad en América Latina, no ha habido ningún país más solidario que Cuba –en proporción a su población, a su fuerza y riqueza- nadie ha sido más generoso que Cuba, esos valores deben ser defendidos y sostenidos. Al mismo tiempo, sigo aplicando el consejo de Rosa Luxemburgo cuando decía “El acto más revolucionario es decir lo que uno piensa” entonces yo no me cayó mis discrepancias con Cuba pensando que estoy haciéndole “un servicio al imperialismo” como algunos creen cada que alguien critica lo que hace un gobierno que uno admira y quiere, como si la política fuera religión, como si la adhesión política implicara fanatismo religioso.

MC.- Finalmente, ahora que menciona “el fanatismo” ¿solía hablar de fútbol con los colegas escritores e hinchas Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa?

EG.- Sí, hinchas y todos compañeros, el Negro Fontanarrosa fue un gran amigo, el Gordo Soriano ni qué hablar. Hay muertos que te dejan un agujero en el pecho y no hay cómo llenarlo. Siempre hablábamos de fútbol y también de literatura, pero el tema fundamental era el fútbol –“¿viste?” me decía el Gordo –“cómo no viste el partido, el último, de San Lorenzo, ese juez hijo de puta vendido, nos robó tres goles”. Ellos dos compartían conmigo la pasión por el fútbol y la literatura, los tres creíamos que valía la pena escribir “para convertir a los paganos” –decía yo- les gustaba tanto esa frase –“sí, sí la conversión de los paganos, logremos que la gente futbolera le perdiera el miedo a los libros y lograr que a los lectores y a los amigos de las letras le perdiera el asco a la pelota” porque hay prejuicios que tienen muucho tiempo, más de un siglo, antes que los británicos organizaran el deporte como ahora lo conocemos, en una de las obras de Shakespeare está mencionado, no estoy seguro si es en King Lear, uno de los personajes dice: -“me estás tratando como una pelota de fútbol”. Para los intelectuales de derecha –como Borges- el fútbol era la prueba de que el pueblo piensa con los pies, y para muchos intelectuales de izquierda –lamentablemente- siguen creyendo que el fútbol tiene la culpa de que el pueblo no piense, le echan la culpa al fútbol como algunos culpan a la religión “el opio de los pueblos” interpretando mal una frase de Marx, él no quería decir lo que dicen que dijo. El fútbol es una pasión universal, es una danza con pelota –cuando está bien jugado- y que además es una señal de identidad colectiva, por lo tanto cumple una función cultural, nos guste o no nos guste, el fútbol es un muy importante en la cultura de una nación, salvo en Estados Unidos donde existe sólo para las mujeres, el fútbol femenino es muy bueno, el resto como dicen mis amigos norteamericanos “aquí el fútbol, es y seguirá siendo el deporte del futuro”.

http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=15650&Itemid=2729

http://www.azkintuwe.org/

Envía esta noticia
Compartir esta noticia: delicious  digg  meneame